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Tras descubrir venta e irregularidades, SAT cancelará algunas citas

El Servicio de Administración Tributaria (SAT), órgano desconcentrado de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público? (SHCP), informó este domingo a través de un comunicado difundido en sus redes sociales que cancelará algunas citas luego de detectar venta de las mismas y otras irregularidades a personas físicas que desean recibir atención para la creación de firma electrónica.

Dijo que una investigación arrojó el descubrimiento de venta de citas, incluso por parte de personas ajenas al SAT, que buscan “desarrollar un amplio mercado de gestión de citas para servicios”, luego de que algunos de los mismos contribuyentes denunciaron tales prácticas: “el SAT estará notificando vía correo electrónica a” personas “que hayan generado folio de atención, que se encuentran en rangos de posible actividad incierta”.

“En consecuencia, no se podrán ser atendidos en el servicio solicitado […] Se han detectado patrones irregulares en la asignación de citas para los servicios de firma electrónica para personas físicas, así como registro de nuevas empresas (inscripción de personas morales) en Nuevo León, Guanajuato, San Luis Potosí, Puebla, Estado de México, Ciudad de México y Jalisco”.

El SAT llamó a los interesados a consultar canales oficiales para conocer cuáles serán alternativas de atención para las personas físicas que corren riesgo de cancelación de cita para servicios de firma electrónica; ofreció el número telefónico 55 8852 2222 y el correo electrónico denuncias@sat.gob.mx para proporcionar información que lleve a la identificación de quienes ejercen estas práctica que el SAT “repudia”.

“Son conductas que no van de acuerdo con los valores y principios del (SAT) […] Lamentamos los inconvenientes que esto pueda generar”.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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