Conecta con nosotros

Opinión

Trascendiendo cifras. Por Itali Heide no

En medio del discurso global sobre la salud, se yergue un aspecto crucial que, con frecuencia, se desliza bajo el radar: la imperiosa necesidad de garantizar la vacunación universal y el acceso a servicios médicos en el Sur Global.

Más allá de las estadísticas y los números, esta es una historia de personas y de lucha, una historia que destaca la importancia del trabajo que se hace y lo mucho que falta por hacer.

Imaginemos por un momento la promesa de un mundo en el que la atención médica integral no sea un lujo, sino una norma universal. En este mundo, las enfermedades prevenibles no despojan a las comunidades de su futuro, y el bienestar es un derecho inalienable. Esta visión no es utopía; es el camino hacia la equidad y la justicia, hacia la construcción de economías resilientes y sociedades más igualitarias.

La vacunación universal no es simplemente un protocolo médico, es un acto de reconocimiento de la dignidad humana que trasciende fronteras y nacionalidades. Es una promesa colectiva de velar por la salud de todos, sin importar si se trata de niños en un pueblo olvidado o en una bulliciosa metrópoli.

Esta lucha no se trata solo de afirmar que cada vida cuenta en cada inyección: es sobre la creación de sistemas de atención médica accesibles, sobre derribar las barreras que mantienen a las comunidades marginadas fuera del alcance de la atención médica de calidad. Es un llamado a construir una red de seguridad que proteja a las personas más vulnerables de las amenazas de salud inminentes.

Este esfuerzo trasciende las cifras y los presupuestos. Es un compromiso enraizado en un cambio de perspectiva y prioridades. No estamos hablando solo de números, sino de historias que encierran un potencial transformador. Las vidas que suelen quedar ocultas y olvidadas exigen su merecida visibilidad.

El clamor por la vacunación universal y el acceso a servicios médicos resuena en todos los rincones del planeta. En este coro, emergen actores como Medical IMPACT y The People’s Vaccine Alliance. Son luchadores incansables, y sus acciones hablan más alto que las palabras. Su compromiso no solo resalta la importancia de esta narrativa, sino que también inspira esperanza en un mundo más saludable y justo.

En este viaje hacia la equidad en la salud, es crucial recordar que estamos tejiendo una historia que supera barreras geográficas y culturales. En última instancia, esta lucha no es solo por la supervivencia, sino por el florecimiento humano en todas sus formas.

Es una declaración audaz de que cada vida importa, sin importar dónde se encuentre. A medida que Medical IMPACT y The People’s Vaccine Alliance continúan su trabajo incansable, tejamos nuestra propia parte en esta historia de cambio.

Opinión

La semilla. Por Raúl Saucedo

Libertad Dogmática

El 4 de diciembre de 1860 marcó un hito en la historia de México, un parteaguas en la relación entre el Estado Mexicano y la Iglesia. En medio de la de la “Guerra de Reforma», el gobierno liberal de Benito Juárez, refugiado en Veracruz, promulgó la Ley de Libertad de Cultos. Esta ley, piedra angular del Estado laico mexicano, estableció la libertad de conciencia y el derecho de cada individuo a practicar la religión de su elección sin interferencia del gobierno.

En aquel entonces, la Iglesia Católica ejercía un poder absoluto en la vida política y social del país. La Ley de Libertad de Cultos, junto con otras Leyes de Reforma, buscaba romper con ese dominio, arrebatándole privilegios y limitando su influencia en la esfera pública. No se trataba de un ataque a la religión en sí, sino de un esfuerzo por garantizar la libertad individual y la igualdad ante la ley, sin importar las creencias religiosas.
Esta ley pionera sentó las bases para la construcción de un México moderno y plural. Reconoció que la fe es un asunto privado y que el Estado no debe imponer una creencia particular. Se abrió así el camino para la tolerancia religiosa y la convivencia pacífica entre personas de diferentes confesiones.
El camino hacia la plena libertad religiosa en México ha sido largo y sinuoso. A pesar de los avances logrados en el lejano 1860, la Iglesia Católica mantuvo una fuerte influencia en la sociedad mexicana durante gran parte del siglo XX. Las tensiones entre el Estado y la Iglesia persistieron, y la aplicación de la Ley de Libertad de Cultos no siempre fue consistente.
Fue hasta la reforma constitucional de 1992 que se consolidó el Estado laico en México. Se reconoció plenamente la personalidad jurídica de las iglesias, se les otorgó el derecho a poseer bienes y se les permitió participar en la educación, aunque con ciertas restricciones. Estas modificaciones, lejos de debilitar la laicidad, la fortalecieron al establecer un marco legal claro para la relación entre el Estado y las iglesias.
Hoy en día, México es un país diverso en materia religiosa. Si bien la mayoría de la población se identifica como católica, existen importantes minorías que profesan otras religiones, como el protestantismo, el judaísmo, el islam y diversas creencias indígenas. La Ley de Libertad de Cultos, en su versión actual, garantiza el derecho de todos estos grupos a practicar su fe sin temor a la persecución o la discriminación.
No obstante, aún persisten desafíos en la construcción de una sociedad plenamente tolerante en materia religiosa. La discriminación y la intolerancia siguen presentes en algunos sectores de la sociedad, y es necesario seguir trabajando para garantizar que la libertad religiosa sea una realidad para todos los mexicanos.

La Ley de Libertad de Cultos de 1860 fue un paso fundamental en la construcción de un México más justo y libre. A 163 años de su promulgación, su legado sigue vigente y nos recuerda la importancia de defender la libertad de conciencia y la tolerancia religiosa como pilares de una sociedad democrática y plural.
Es importante recordar que la libertad religiosa no es un derecho absoluto. Existen límites establecidos por la ley para proteger los derechos de terceros y el orden público. Por ejemplo, ninguna religión puede promover la violencia, la discriminación o la comisión de delitos.
El deseo de escribir esta columna más allá de conmemorar la fecha, me viene a deseo dado que este último mes del año y sus fechas finales serán el marco de celebraciones espirituales en donde la mayoría de la población tendrá una fecha en particular, pero usted apreciable lector a sabiendas de esta ley en mención, sepa que es libre de conmemorar esa fecha a conciencia espiritual y Libertad Dogmática.

@Raul_Saucedo
rsaucedo@uach.mx

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto