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México

Trayectoria de Ismael “El Mayo Zambada”

La captura del Mayo Zambada el pasado 25 de julio en el Paso, Texas, ha vuelto ha poner en el centro de atención de atención a uno de los narcotraficantes más influyentes de México. Aquí te contamos los orígenes e historia de este narcotraficante.

Conocido por su habilidad para mantenerse fuera del alcance de las autoridades durante décadas, su historia de como empezó en los campos de Sinaloa hasta terminar en la cúspide del narcotráfico mundial.

Sus primeros años

Ismael Zambada García nació el primero de enero de 1948 en el Álamo, una pequeña comunidad de Sinaloa.

Proveniente de una familia campesina, Zambada creció en un entorno marcado por la pobreza y falta de oportunidades. Desde pequeño se involucró en las actividades agrícolas, donde aprendió sobre el cultivo de amapolas y marihuana, los cuales eventualmente se convertirían en la base de su imperio.

Su comienzo en el mundo del narcotráfico

En la década de 1970 fue cuando se adentró a este mundo, cuando el tráfico de drogas empezaba a formarse de una manera más organizada en México. A través de contactos locales y su previo conocimiento en el cultivo de drogas, se fue abriendo paso como un operador eficiente y discreto.

Su bajo perfil fue lo que le permitió ascender poco a poco entre todas las filas que se estaban creando para poder ir adentrándose a este mundo. A diferencia de otros capos que buscaban notoriedad y poder a través de la violencia, El Mayo siempre optó por negociaciones como su principal herramienta.

Alianza con Joaquín “El Chapo Guzmán”

Durante los años de 1980 y 1990, Ismael consolidó su posición en el cartel de Sinaloa, formando una alianza clave con el conocido “Chapo” formando una alianza clave con Joaquín «El Chapo» Guzmán. Juntos, transformaron al Cártel de Sinaloa en una de las organizaciones criminales más reconocidas a nivel mundial.

Un cártel sin “El Mayo”

La captura de Ismael «El Mayo» Zambada deja un vacío de liderazgo en el Cártel de Sinaloa, pero también plantea preguntas sobre el futuro de la organización y el impacto de su arresto en el panorama del narcotráfico en México.

A lo largo de su carrera, Zambada no solo construyó un imperio de drogas, sino que también forjó una red de relaciones y alianzas que podrían continuar influyendo en el tráfico de drogas, incluso sin su presencia directa.

El legado de Zambada está marcado por su estilo de liderazgo discreto y estratégico, una rareza en un mundo donde la violencia y la ostentación son a menudo la norma. Su habilidad para mantener la paz entre los diversos grupos dentro del cártel y negociar con otras organizaciones criminales le permitió consolidar su poder y evitar las luchas internas que han debilitado a otras organizaciones.

México

“Llamarme ‘Andy’ es quitarme el legado de mi padre”: hijo de AMLO pide que lo llamen por su nombre completo

Ciudad de México.– Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, hizo un llamado público para que dejen de referirse a él con el diminutivo “Andy”, al considerar que esa forma de nombrarlo minimiza su identidad y el legado político de su padre.

Durante su intervención en La Moreniza, programa semanal producido por Morena y conducido por la presidenta del partido, Luisa María Alcalde, López Beltrán expresó su molestia con firmeza: “Yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán, y mi más grande orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país. Llamarme ‘Andy’ es demeritar eso, es quitarme ese legado, quitarme ese nombre”.

La declaración llega en un momento en que López Beltrán, actual secretario de Organización del partido guinda, comienza a tener una presencia más activa en los espacios públicos del movimiento que fundó su padre. El comentario, aparentemente espontáneo, dejó ver una sensibilidad personal, pero también un intento de construir una identidad propia, vinculada directamente al apellido y a la figura presidencial de su padre.

“Les da miedo porque saben lo que vale el nombre y el legado de Andrés Manuel López Obrador”, añadió, al referirse a quienes lo llaman “Andy”, ya sea en medios de comunicación, redes sociales o espacios opositores. “Ojalá dejen de llamarme con diminutivos y nombres que no son el mío”, insistió.

Aunque para algunos el apodo pueda parecer irrelevante, López Beltrán dejó claro que considera el asunto simbólicamente importante: “Andrés Manuel López Beltrán (prefiere ser llamado). No, Andrés López Beltrán. No, ‘Andy’ López. Etcétera”, subrayó.

En un tono más reflexivo, también reconoció que su cercanía familiar con el expresidente lo ha colocado en el centro de críticas mediáticas: “Es evidente que no es conmigo. Es evidente que quien fue el presidente más atacado de la historia, yo creo que hasta más que el presidente Madero, fue Andrés Manuel López Obrador. Y en cierta forma, estoy heredando el trabajo de esos medios de comunicación”.

Las palabras de López Beltrán fueron respaldadas por Luisa María Alcalde, quien coincidió en que existe una campaña persistente de desprestigio contra quienes forman parte del entorno del exmandatario. Alcalde, que ha sido una de las figuras más cercanas a López Obrador tanto en el gabinete como en Morena, no solo lo secundó sino que también dio espacio a que el hijo del expresidente se explayara durante el programa.

La reacción en redes sociales fue inmediata. Mientras simpatizantes aplaudieron la defensa del nombre y el apellido presidencial, sectores críticos ironizaron la declaración y revivieron señalamientos de presunto nepotismo y falta de méritos propios. La etiqueta #Andy se colocó en tendencias durante varias horas, lo que paradójicamente podría intensificar el uso del apodo que busca eliminar.

López Beltrán ha mantenido un perfil relativamente bajo en comparación con otros hijos de figuras públicas, aunque su nombre ha estado presente en controversias mediáticas sobre temas patrimoniales, contratos y vínculos empresariales. Sin embargo, en los últimos meses, ha dado pasos visibles dentro de la estructura de Morena, preparando el terreno para un rol más protagonista dentro del partido.

El mensaje parece entonces apuntar a una estrategia de consolidación: dejar atrás los apelativos informales y posicionarse con su nombre completo como una figura que busca el respeto político y el reconocimiento directo por el linaje que representa.

En tiempos donde los símbolos importan tanto como los hechos, Andrés Manuel López Beltrán quiere ser llamado como tal. No “Andy”.

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