WASHINGTON.— El presidente Donald Trump firmó el 31 de julio una orden ejecutiva que impone nuevos aranceles a decenas de países, endureciendo su política comercial para impulsar la manufactura en Estados Unidos.
A partir del 1 de agosto, entrarán en vigor aranceles “recíprocos” que afectan a más de 70 países, con tasas que oscilan entre el 15% y el 41%, dependiendo del déficit comercial con EU. Entre los más afectados se encuentran Laos, Myanmar y Siria.
Canadá, en particular, verá un aumento de aranceles del 25% al 35% en respuesta, según Trump, al flujo de fentanilo hacia Estados Unidos desde el país vecino. No obstante, los productos incluidos en el T-MEC quedan exentos.
China y México no están incluidos en esta medida. Ambos países mantienen un compás de espera: con China se discute una extensión de la tregua arancelaria alcanzada en mayo, mientras que México tendrá 90 días más para negociar un acuerdo que evite mayores impuestos.
Trump también mantendrá un arancel base del 10% a cerca de 100 países con los que EU tiene superávit comercial. Las nuevas tarifas son parte de su estrategia para presionar a más de 180 naciones a renegociar acuerdos antes del plazo que fijó para el 1 de agosto.
Pese a las advertencias de economistas sobre un posible aumento en los precios al consumidor, el presidente argumenta que la inflación se ha mantenido estable desde su regreso a la Casa Blanca, y considera que eso valida su estrategia.
Japón, Vietnam, Indonesia y la Unión Europea ya han cerrado nuevos acuerdos que incluyen tarifas específicas, del 15% al 20%.
Aunque Trump ha sido criticado por su estilo volátil en política comercial —incluso fue apodado “TACO trade” por analistas de Wall Street, en referencia a “Trump Always Chickens Out”— esta vez asegura que va en serio.
Las tarifas, que estuvieron en pausa desde abril, comenzarán a aplicarse esta semana.