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Tsarnaev podría ser el primer terrorista ejecutado desde el 11S

Boston. La condena de muerte que impuso el jurado al agresor de la maratón de Boston Dzhojar Tsarnaev plantea el escenario para la que podría ser la primera ejecución de un terrorista en Estados Unidos desde los atentados del 11 de setiembre de 2001, aunque es probable que el caso pase por varios años de apelaciones.

Al sopesar los argumentos a favor y en contra de la pena capital, el jurado decidió entre otras cosas que Tsarnaev mostraba una falta de arrepentimiento. Y rechazó con contundencia el argumento central de la defensa: que fue su hermano mayor quien le llevó por la senda del terrorismo.

La decisión del viernes, que se produjo casi dos años después del atentado del 15 de abril de 2013 en el que murieron tres personas y más de 260 resultaron heridas, llevó alivio y una oscura satisfacción a muchos en Boston.

«Podemos respirar de nuevo», dijo Karen Brassard, que sufrió heridas de metralla en las piernas.

Con aspecto sombrío, las manos juntas y la cabeza ligeramente inclinada, Tsarnaev escuchó el veredicto alcanzado tras 14 horas de deliberación durante tres días. Sus abogados salieron del tribunal sin hacer comentarios.

Su padre, Anzor Tsarnaev, contactado por teléfono en la región rusa de Dagestán, dejó escapar un profundo lamento al conocer la noticia y cortó la llamada.

El jurado federal de 12 miembros debía votar por unanimidad para imponer la pena capital. De lo contrario, el ex estudiante universitario habría recibido de forma automática una cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

El acusado fue condenado el mes pasado por los 30 delitos que se le imputaban, incluyendo el empleo de arma de destrucción masiva, por colaborar con su ahora fallecido hermano, Tamerlan, y detonar dos bombas fabricadas con ollas a presión y metralla cerca de la línea de meta de la carrera. Tsarnaev también fue declarado culpable de la muerte de un agente de policía del MIT durante su huida.

Diecisiete de los cargos conllevaban la posibilidad de una pena de muerte. Al final, el jurado le impuso la pena capital por seis de esos delitos.

La rapidez del veredicto sorprendió a algunos, dado que los jurados debían rellenar un detallado formulario en el que señalaban los factores a favor y en contra de la pena de muerte.

El jurado se mostró de acuerdo con la acusación en 11 de los 12 agravantes propuestos, incluyendo la crueldad del crimen, la extensión de la masacre, el asesinato de un niño y la falta de arrepentimiento de Tsarnaev.

Tras la decisión del viernes, líderes comunitarios y otras figuras de la ciudad hablaban de una sensación de cierre, de resiliencia, del espíritu de fuerza de Boston.

«Hoy, más que nunca, sabemos que Boston es una ciudad de esperanza, fuerza y resiliencia que puede superar cualquier desafío», afirmó el alcalde, Marty Walsh.

Massachusetts es un estado liberal, firmemente contrario a la pena de muerte y que no ha ejecutado a nadie desde 1947. Además, algunos temían que condenar a muerte al agresor sólo cumpliera su deseo de ser martirizado.

Pero otros alegaron que si la pena capital debe reservarse a «los peores de los peores», Tsarnaev cumple el requisito.

La abogada jefe de la defensa, la especialista en pena de muerteJudy Clarke, admitió al comienzo de su juicio que había participado en los atentados. Pero alegó que Dzhojar era un joven impresionable de 19 años que se dejó llevar por su dominante hermano de 26, Tamerlan. La defensa describió al hermano mayor como el ideólogo de una trama para castigar a Estados Unidos por sus guerras en países musulmanes.

Tamerlan murió varios días después del atentado tras ser baleado por la policía y atropellado por su hermano durante un caótico intento de huida.

La acusación afirmó que Dzhojar participó por igual en el atentado, y señaló que había sido tan desapasionado que colocó una bomba en el suelo detrás de un grupo de niños, matando a un chico de 8 años.

El jurado también asistió al macabro y dolorosos testimonio de numerosos sobrevivientes, que describieron cómo destrozó sus piernas la explosión o hablaron de que habían visto morir a alguien a su lado.

En el atentado murieron Lingzi Lu, de 23 años, estudiante china de graduado en la Universidad de Boston; Krystle Campbell, de 29 años y gerente de restaurante, y Martin Richard, de 8 años y que había ido a ver la maratón con su familia. El policía del Instituto de Tecnología de Massachusetts Sean Collier murió abatido en su auto patrulla varios días después. Diecisiete personas perdieron piernas en las explosiones.

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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