Las redes sociales se han convertido en un punto de control hacia la pareja, en donde se manifiesta un dominio sobre qué publicar o evitar en sus cuentas, consideró el especialista de la Facultad de Psicología de la UANL, Guillermo Rocha González.
El experto de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) estimó que, de 10 parejas, al menos cuatro invaden la privacidad de la otra, y esto se presenta por igual tanto en el noviazgo como en el matrimonio y lo cometen hombres y mujeres, de forma indistinta.
«La invasión de la privacidad se da por igual, pero se asume de alguna manera en el matrimonio, como si fuera válido hacerlo o debería de serlo”, expuso el coordinador del Departamento de Atención a Urgencias Psicológicas de la UANL.
Dentro de esta problemática, agregó, hay algo que es muy frecuente y se trata del comportamiento pasivo-agresivo.
«Aquí, alguien de la pareja toma actitudes como ‘tú tienes la libertad de manejar tus redes sociales cómo quieras, darle me gusta en las publicaciones a quién quieras, y lo acepto y me aguanto”, comentó.
Externo que luego “aparece la reacción pasiva: ‘pero a la vez me siento triste y lloro en mi casa muy seguido; es decir, te estoy culpando de cómo me siento, te dejo, pero me duele lo que haces y después, si sabes que me está doliendo, por qué lo sigues haciendo´, y aquí está la parte agresiva”.
«Se vuelve una forma de generar chantaje, manipulación y control sobre la otra persona”, dijo.
Opinó que uno de los principales factores que influyen es la inseguridad, en donde todo lo que se acerque a la pareja representa una amenaza o un riesgo.
En este caso, dijo, alguien de la relación se empieza a comparar y se hace ciertas preguntas: “¿qué pasa si mi pareja se da cuenta que no soy tan bueno?” o “¿qué sucedería si no soy mejor que alguien más con quien habla frecuentemente?”, entre otras.
Otra causa, continuo, es decirle a la pareja qué sí y qué no debe hacer: por ejemplo, pedirle que sólo acepte a ciertos amigos en sus redes sociales.
Advirtió que “en este caso hay un chantaje emocional o una codependencia, ya que alguien de la pareja dice: ‘yo quiero que el otro esté bien, para yo estar bien, y si el otro está mal, yo me voy a sentir muy mal´, y aquí inicia el tema del aislamiento”.
Rocha González comentó que algo común que asume una persona de la relación es guardarse ese enojo y no externárselo a su pareja por el control que tiene sobre ella. Y la afectada comienza a hacerse pensamientos como “no valgo nada”, “no tengo una libertad”.
Ante esta dificultad, alertó, aparecen cuadros de ansiedad, de depresión, de trastornos de alimentación, de aislamiento y dificultad o exceso en el dormir.
«Creo que la confianza podría estar así, cuando se comparten las contraseñas o cuando no hay por qué tener la contraseña del otro y uno puede confiar, y lo ideal sería cuando los dos están de acuerdo en cómo manejar esa situación “, expresó.