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Turquía rechaza sermón del Papa

El papa Francisco recordó este domingo el centenario de la masacre de los armenios, a la cual calificó de «el primer genocidio del siglo XX» y exhortó a la comunidad a internacional a reconocerla como tal, en una declaración políticamente explosiva que enfureció inmediatamente a Turquía.

Horas después de las palabras del papa, Turquía convocó a su enviado a la Santa Sede para expresar su malestar ante las declaraciones de Francisco, informó la cancillería en Ankara.

Los historiadores calculan que alrededor de 1,5 millones de armenios fueron masacrados por los turcos otomanos en la época de la Primera Guerra Mundial y muchos lo consideran el primer genocidio del siglo XX.

Francisco, que tiene lazos estrechos con la comunidad armenia argentina, dijo que era su deber honrar la memoria de hombres, mujeres, niños, sacerdotes y obispos, víctimas de la masacre «insensata» perpetrada por los turcos otomanos.

«Ocultar o negar el mal es permitir que una herida siga sangrando sin vendarla», dijo al comienzo de una misa de rito católico armenio en la Basílica de San Pedro.

El Pontífice señaló: “nuestra humanidad vivió en el siglo pasado tres grandes tragedias inauditas: la primera, aquella que generalmente viene considerada como ‘el primer genocidio del siglo XX’”, como dijo San Juan Pablo II en 2001, recordó Aciprensa.

En un mensaje dirigido a todos los armenios, Francisco pidió a todos los jefes de Estado y las organizaciones internacionales que reconozcan la verdad de lo sucedido y se opongan a semejantes crímenes «sin ceder a la ambigüedad o el compromiso».

Reacción de Turquía
Por su parte, Turquía se niega a hablar de genocidio, dice que las cifras son exageradas y que los muertos fueron víctimas de la guerra civil. Ha realizado campañas para impedir que los países, incluida la Santa Sede, lo califiquen de genocidio.

La embajada de Turquía en la Santa Sede canceló una conferencia de prensa prevista para el domingo, presumiblemente al enterarse de que el papa emplearía la palabra «genocidio». La embajada no respondió a los pedidos de declaraciones.

Las palabras de Francisco provocaron una reacción inmediata en San Pedro, donde el titular de la iglesia Apostólica Armenia, Aram I, agradeció la condena expresa y recordó que el «genocidio» es un delito de lesa humanidad que exige reparaciones.

El gobierno turco dijo que las declaraciones del papa contradecían su mensaje de paz y diálogo durante una visita a Turquía en noviembre. Dijo que próximamente emitiría una respuesta en la cual expresaría «gran desilusión y tristeza», informó el ministerio de Relaciones Exteriores.

También calificó el mensaje papal de discriminatorio por mencionar solamente los de los armenios cristianos, no los de los musulmanes u otros sectores religiosos.

Las reacciones en las calles de Estambul fueron mixtas. Algunos dijeron que apoyaban las palabras del pontífice, pero otros no.

«No apoyo el uso de la palabra genocidio por una gran figura religiosa con muchos seguidores», dijo Mucahit Yucedal, de 25 años. «El genocidio es una denuncia grave».

Varios países europeos reconocen que la masacre de los armenios fue un genocidio, aunque Italia y Estados Unidos, entre otros, evitan el término debido a la importancia que Turquía tiene para ellos como aliado.

La Santa Sede también atribuye gran importancia a sus relaciones con la nación musulmana moderada, sobre todo al exigir a la jerarquía islámica que condene las matanzas de cristianos por extremistas musulmanes en Irak y Siria.

Sin embargo, con estas declaraciones, Francisco demostró una vez más que está dispuesto a correr riesgos diplomáticos cuando se trata de asuntos que considera importantes.

No es el primer pontífice que habla de genocidio: ya lo hicieron san Juan Pablo II y el jerarca armenio Karenkin II en un comunicado en el cual mencionaron el «primer genocidio del siglo XX».

El contexto de la declaración de Francisco fue significativo: la hizo durante una misa de rito armenio en la Basílica de San Pedro en el centenario de la matanza, acompañado por el patriarca católico armenio Nerses Bedros XIX Tarmouni, otros jerarcas cristianos armenios y el presidente Serzh Sargsyan, quien ocupó un lugar de honor en la basílica.

Fuente: El Universo

Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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