l escenario de un desastre de tanta magnitud como el hipotético impacto de un asteroide de gran tamaño contra la Tierra puede ser difícil de predecir, pero justamente por eso es necesario tener un plan en caso de que se presente tal reto. Es esa la razón por la que instituciones de varios países están participando esta semana en un simulacro para enfrentar la amenaza de un objeto ficticio que se aproxima al planeta.
Durante la Conferencia de Defensa Planetaria, que se celebra en Viena (Austria), se pretende averiguar si las tecnologías, sistemas e instituciones actuales podrían hacer frente a la crisis de un asteroide real que amenazara la vida planetaria. En ese ejercicio de simulación participan agencias tales como la NASA y la ESA.
La hipotética amenaza ha sido de momento ubicada en un asteroide, el denominado 2021 PDC, descubierto el pasado 19 de abril por astrónomos en Hawái. El objeto está a 57 millones de kilómetros de distancia, y su aproximación más cercana a la Tierra ocurrirá el 20 de octubre de 2021, en apenas seis meses. Aunque en un inicio la probabilidad de impacto fue baja, con el paso del tiempo se le ha considerado en aumento.
Cuando se determinó que había una relativamente alta posibilidad de impacto, los especialistas empezaron a pensar en formas de mitigar el problema, pero llegaron a la conclusión de que el tiempo para actuar era demasiado corto. En ese contexto, plantean que hay que prestar especial importancia a los sistemas de detección temprana.
«Cada vez que participamos en un ejercicio de esta naturaleza, aprendemos más sobre quiénes son los actores claves en un evento de desastre, quién necesita saber qué información y cuándo», comentó Lindley Johnson, oficial de Defensa Planetaria de la NASA.
Los ejercicios también pretenden darle impulso la esperada misión de Redireccionamiento de Doble Asteroide (DART, por sus siglas en inglés), programada para 2022, que se propone ser la primera demostración real de una tecnología de desviación de asteroides.