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Opinión

Un Hombre de Estado. Por Raúl Saucedo

Perfil de un Mexicano

En tiempos de cambios rápidos y complejos, es imperativo que nuestra sociedad encuentre líderes políticos que sean visionarios, demócratas y sabios. Estas características son fundamentales para guiar a una nación hacia un futuro próspero y justo.

Un líder visionario tiene la capacidad de ver más allá de lo inmediato. Es alguien que no se limita a las soluciones superficiales, sino que tiene una visión clara del camino a seguir

Un político visionario tiene la habilidad de anticipar los desafíos futuros y proponer ideas innovadoras para superarlos. Además, está dispuesto a tomar decisiones difíciles y a largo plazo, incluso si no son populares, con el objetivo de lograr un beneficio duradero para la sociedad en su conjunto.

Un verdadero político es aquel que coloca los intereses de la nación por encima de los intereses personales o partidistas. Este tipo de líder está comprometido con el bien común y la estabilidad institucional. Actúa con responsabilidad y ética, demostrando una visión de largo plazo que trasciende administraciones y mandatos. Un político comprende la importancia de construir consensos y promover el diálogo entre diferentes sectores de la sociedad para alcanzar soluciones duraderas.

Ser democrático es otro aspecto clave en un líder político. La democracia implica escuchar y respetar la diversidad de opiniones, así como garantizar la participación ciudadana en la toma de decisiones. Un político democrático valora los derechos y libertades fundamentales de los ciudadanos, promueve la igualdad de oportunidades y se esfuerza por construir una sociedad inclusiva. Además, trabaja para fortalecer las instituciones democráticas y asegurar un sistema de gobierno transparente y responsable.

La característica de ser sabio marca la diferencia en un líder político basándose en el conocimiento, la investigación y la reflexión crítica para tomar decisiones informadas y desarrollar políticas efectivas. Está dispuesto a escuchar a los expertos, aprender de las experiencias pasadas y adaptarse a las nuevas realidades. Además, un líder sabio es capaz de comunicar ideas de manera clara y persuasiva, fomentando el debate público y promoviendo la formación como base para el desarrollo de la sociedad.

En un mundo cada vez más complejo, es esencial que busquemos y generemos líderes políticos visionarios, democráticos e intelectuales. Necesitamos líderes adelantados a trascender lo inmediato, a actuar con responsabilidad y ética, a promover la participación ciudadana y a basar sus decisiones en el conocimiento y la reflexión. A mi se me ocurre un politico cuyo nombre es Porfirio Muñoz Ledo (+) sin lugar a dudas un hombre de estado.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

Opinión

El tren. Por Raúl Saucedo

Por las vías de los recuerdos y el futuro

En la actual era de la inmediatez y la conectividad a nivel mundial, donde la información
viaja a la velocidad de la luz, es fácil olvidar la importancia de las arterias que mueven el
mundo físico: las vías férreas son ejemplo de ello. Los trenes como gigantes de acero que
surcan valles y montañas, no son sólo reliquias del pasado, sino fueron clave fundamental
para el desarrollo económico y social de las naciones, y México fue la excepción.
A lo largo de la historia, el ferrocarril ha sido sinónimo de progreso. Desde la Revolución
Industrial, las vías férreas han tejido lazos entre pueblos y comunidades, impulsando el
comercio, la industria, el turismo y el intercambio cultural. Países como Estados Unidos,
China y Japón son ejemplos claros de cómo una robusta red ferroviaria puede ser el motor de
un crecimiento económico sostenido.
En México, la historia del ferrocarril está ligada a la propia construcción del país. El «Caballo
de Hierro», como se le conoció en el siglo XIX, unió a una nación fragmentada por la
geografía y las diferencias sociales regionales. Sin embargo, a pesar de su glorioso pasado, el
sistema ferroviario mexicano ha sufrido un prolongado periodo de abandono y desinversión.
Hoy, en un momento en que México busca consolidarse como una potencia regional y lograr
un desarrollo más equilibrado y sustentable, es imperativo revalorizar el papel del ferrocarril.
La construcción de nuevas líneas, la modernización de la infraestructura existente y la
promoción del transporte ferroviario de carga y pasajeros son acciones estratégicas que deben
estar en el centro de la agenda nacional.
Los beneficios de un sistema ferroviario eficiente reduce los costos de transporte, facilita el
comercio interior y exterior, y promueve la inversión en diversos sectores productivos,
permite conectar zonas marginadas con los principales centros urbanos e industriales,
impulsando el desarrollo local y la creación de empleos y un sistema ferroviario eficiente
ofrece una alternativa de transporte segura, cómoda y accesible para la población.
La actual administración federal ha mostrado un interés renovado en el desarrollo ferroviario,
con proyectos emblemáticos como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de
Tehuantepec, así como las futuras líneas a Nogales, Veracruz, Nuevo Laredo, Querétaro y
Pachuca.
Con estas obras México recuperara su vocación ferroviaria y aprovechara a mi parecer el
potencial de este medio de transporte para impulsar su desarrollo hacia el futuro.
El motivo esta columna semanal viene a alusión de mis reflexiones de ventana en un vagón
de tren mientras cruzaba la península de la hermana república de Yucatán y en mi cabeza
recordaba aquella canción compuesta en una tertulias universitaria que decía…”En las Vías
de la Facultad”

@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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