En mi peso máximo, pesaba 121 kilos.
Después de probar todas las dietas que te puedas imaginar y no bajar nada de peso (o bajar un poco, y luego subir el doble), me di cuenta de que necesitaba hacer algo para que mis esfuerzos dieran resultados.
Así que en enero de 2011, me sometí a una cirugía de banda gástrica laparoscópica, más conocida como cirugía bariátrica.
Durante este procedimiento, los doctores colocan una pequeña banda ajustable alrededor de tu estómago para hacerlo más pequeño. El estómago más pequeño controla tu apetito, lo que te ayuda a comer menos durante el día. La cirugía es reversible, lo que significa que puedes quitarte la banda cuando alcances tu peso deseado.
Antes de someterme a la cirugía, fui a una sesión informativa. Todos en la sesión dijeron que colocarme la banda gástrica sería solo el comienzo. Me informaron que los pacientes deben ejercitarse y comer comidas saludables para lograr bajar de peso y mantenerse.
Debes perder otras cosas, aparte de kilos.
Escuché lo que decían, pero pensé que sería diferente conmigo. Pensé que solo esta cirugía sería mi boleto dorado.
Resultó que estaban en lo cierto. Al tomar la decisión de que me colocaran la banda gástrica, también estaba tomando la decisión de comer de manera más saludable y de hacer ejercicio regularmente.
La rutina de comer sano no se dio de la noche a la mañana. Mi médico me dio una lista de alimentos que podía y no podía comer. La lista de alimentos que no podía comer fue todo un reto. Si comías lo que no debías, o lo hacías muy rápido, se te podía regresar.
Con la banda gástrica no puedes comer pasta, pan o arroz. No me costó demasiado acostumbrarme a eso. Mi mayor problema era los dulces y las papas fritas. Luché durante meses antes de finalmente acostumbrarme a comer saludable.
Hoy, una comida normal consiste en:
– Una espinaca, banana, fresas, piña, frambuesas, un batido de vitaminas, y un yogur bajo en calorías en el desayuno.
– Pollo o pescado asado y vegetales para el almuerzo.
– Maní como bocadillo por la tarde.
– Pollo o pescado asado con vegetales para la cena.
Cuando ya tenía mi dieta bajo control, decidí que iba a dar mi mayor esfuerzo en el ejercicio. Así que conseguí un entrenador y comencé a trabajar con él.
Él me hizo levantarme y salir de la casa. Tenía que reunirme con él en el gimnasio, y no aceptaba un no como respuesta. Lo primero que me pidió fue hacer pesas livianas, trabajando mis brazos un día y mi pecho al día siguiente. Me pidió que empezara a caminar hasta que poco a poco llegara a correr.
En el corto lapso de dos semanas, comencé a notar que estaba bajando de peso.
Darme cuenta de eso facilitó mucho el seguir a mi entrenador. Con el tiempo, bajé suficiente peso y gané suficiente confianza como para aplicar para unirme al equipo Fit Nation de CNN.
Ahora, normalmente me ejercito dos veces al día. Temprano en la mañana, de tres a cuatro veces en la semana, me reúno con mi entrenador para hacer pesas y cardio. En las tardes nado, corro o monto en bicicleta.
Solo descanso un día a la semana. Algunos días entreno más duro que otros, pero verdaderamente puedo decir que me he enamorado del ejercicio.
Muchas personas piensan que la cirugía para bajar de peso es una salida; que someterse a la cirugía significa que automáticamente bajarás de peso. Pero en realidad, la banda gástrica es solo una herramienta. Si no comes adecuadamente, no bajarás de peso. Si no haces ejercicio, no bajarás de peso.
Así que, ¿para qué hacerse la cirugía? Saber que tengo la banda en mi estómago me presiona a hacer lo que debo hacer. Nada más funcionó.
Esto funciona.
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