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Ciencia y Tecnología

Una semana sin Facebook te hará más feliz, según estudio

Estudios sociológicos han demostrado que tomarse una semana de descanso en el uso de la red social Facebook mejora significativamente el estado emocional y el nivel de satisfacción con la vida. El trabajo, publicado en la revista Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking, señala que el efecto positivo de la interrupción es particularmente notable entre quienes más envidian a sus contactos en la red social.
Facebook cuenta con alrededor de 1.700 millones de usuarios en todo el mundo. Solo en Dinamarca, donde se realizó la investigación, dos tercios de los usuarios de Internet tienen un perfil en la red social. La mayoría asegura que Facebook les permite mantenerse en contacto con amigos y familiares, compartir informaciones positivas y mantenerse al corriente de las noticias, ya sea frente a la pantalla del ordenador o la del teléfono móvil. La gente tiende a mostrar el lado positivo de sus vidas en la red, con efectos contradictorios en el fondo emocional de los usuarios.
Diversos estudios han demostrado que agrava la depresión y el descontento, lo cual parece asociado a la envidia y el estado de ánimo deprimido cuando un usuario se compara con personas más exitosas, así como a la irritación que se siente por el tiempo perdido en la red. Entonces, ¿por qué seguimos pegados a Facebook? Algunos trabajos hablan sobre sus efectos positivos, asociados con la restauración de los lazos sociales y un sentido de participación en la vida pública. Todos estos estudios, sin embargo, no hablan de causalidad, solo hallan una correlación entre el uso de la red social y sus efectos negativos o positivos.
En el nuevo estudio, los sociólogos decidieron ver qué efecto puede surtir la abstinencia por una semana en el uso de la red social, para identificar una relación causal directa entre la ruptura y los resultados obtenidos. En la prueba participaron 1.095 voluntarios, de los cuales el 86% eran mujeres. La edad media de los participantes fue de 34 años, cada uno tenía en promedio de 350 contactos y pasaba más de una hora al día en la red social. Los participantes se dividieron en dos grupos: el primero siguió usando Facebook como de costumbre, pero el segundo tomó un descanso de siete días.
Las encuestas realizadas al principio y al final de la semana mostraron un efecto positivo significativo para los usuarios acostumbrados a pasar mucho tiempo en Facebook y para aquellos que envidian a sus contactos: su estado de ánimo mejoró considerablemente y aumentó su grado de satisfacción con la vida. Entre los que pasaban poco tiempo en la red, se observó un efecto pronunciado.
El sociólogo Morten Tromholt, autor del estudio, señala que la reducción del tiempo pasado en Facebook, así como la comunicación en vivo, pueden mejorar en gran medida el estado anímico de las personas que pasan muchas horas en la red social, aunque romper con algunos hábitos no es tan sencillo: alrededor del 13%de participantes del estudio aseguran que no podrían soportar una ruptura de una semana con Facebook.
Por ello, el estudio recomienda pasar menos tiempo en la red social, mirando menos lo que hacen los demás contactos y enfocarse más bien en el diálogo directo con otros, a través de la mensajería instantánea de Facebook, y en el consumo de noticias. Si cambiar los hábitos de comportamiento en la red es muy difícil, es mejor dejar de usar Facebook.
Teniendo en cuenta los resultados de estudios previos y nuevos trabajos, los autores de la investigación resaltan el efecto positivo de la comunicación activa con amigos, en línea o en la vida real, mientras que vagar por la red pasivamente conlleva consecuencias negativas, señalan.
Además, el equipo detrás de este estudio planea estudiar el efecto de una interrupción más larga en el uso de Facebook y otras redes sociales a considerar, incluyendo Instagram, Snapchat y Twitter.

Fuente: Agencia N+1

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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