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Urbi, GEO y Homex le fallaron a México; generaron vivienda en abandono: Infonavit

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El director general del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), Carlos Martínez Velázquez, recordó uno de los capítulos más obscuros del sector viviendero en México: la caída de los grandes desarrolladores que, derivado de un modelo expansivo, fueron responsables de gran parte de la vivienda abandonada que existe actualmente.

“GEO, Homex y Urbi, son empresas que fallaron a los mexicanos, que tuvieron un quebranto a los ahorros de los trabajadores, pero también en la parte fiscal, porque esas casas (hoy en abandono) se vendían con un subsidio fiscal, entonces había doble desperdicio de recursos”, expresó Martínez Velázquez en su participación en la conferencia vespertina de este jueves.

Según el director del Infonavit, a partir del año 2000, los gobiernos en turno priorizaron un modelo expansivo de vivienda, sin tomar en cuenta que fueran unidades sin servicios básicos y alejadas de los centros de trabajo, lo que benefició a algunas desarrolladoras que comenzaron a construir viviendas, posteriormente vendidas con créditos del Instituto y subsidios del gobierno, sin priorizar su ubicación.

Sin embargo, en el 2013 las reglas del juego cambiaron y se establecieron los Perímetros de Contención Urbana, los cuales definieron las zonas del país donde se entregarían subsidios, lo que afectó a los grandes desarrolladores que tenían espacios en regiones que ya no entraban dentro de estos polígonos, lo que les generó una crisis.

“El modelo expansionista de vivienda, que se tuvo sobre todo en la primera parte de la década del año 2000 tuvo como consecuencia el abandono masivo de vivienda”, comentó el funcionario y añadió que, a partir del 2013, se pusieron reglas para reducir el crecimiento de las manchas urbanas e incluso en el 2019, el Infonavit determinó no entregar crédito para una vivienda colocada en zonas de riesgo.

Martínez Velázquez indicó que en anteriores direcciones del Instituto se buscó reinsertar en el mercado las viviendas que habían sido abandonadas mediante procesos de subastas; sin embargo, esto resultaba en un gran negocio para los particulares, que eran principalmente desarrolladores, que adquirían dichas unidades para volver a venderlas.

Los procesos de subasta de vivienda abandonada comenzaron en el 2015 y duraron hasta el 2018. En ese periodo, se subastaron 67,433 viviendas con la intención de que, quienes las adquirieron, las pudieran reinsertar al mercado.

“El 19 de diciembre del 2018 suspendí las subastas, todo mundo se enojó porque había muchos intermediarios, al Infonavit le pagaban en 133,000 pesos en promedio (por cada vivienda) y ellos la vendían después en 328,000 pesos, pero nunca recuperaban el entorno urbano, simplemente las arreglaban, las pintaban, las vendían, pero todo el entorno urbano seguía abandonado”, comentó el funcionario.

En este contexto, resaltó que ya se trabaja un esquema con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y con gobiernos municipales, para poder reinsertar al mercado las 650,000 viviendas que tiene detectadas el Instituto y que están en una situación de abandono. donde se priorizará la situación del entorno para poder colocarlas.

Según Martínez Velázquez, se analiza que dichas viviendas sean adquiridas por gobiernos locales que tengan actualizados sus programas de desarrollo urbano, para garantizar que se cuenten con los servicios básicos de habitabilidad. Asimismo, se prevé que dichas casas puedan ser adquiridas por particulares.

Fuente: El Economista

México

México acordó con Estados Unidos liberar agua del Río Bravo desde el 15 de diciembre

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El Gobierno de México y Estados Unidos fortalecieron su cooperación para la gestión del agua en la cuenca del Río Bravo, tras varias semanas de negociaciones, y acordaron iniciar entregas de agua a partir del 15 de diciembre, informó la Secretaría de Relaciones Exteriores mediante un comunicado.

Ambos países coincidieron en la importancia de cumplir con las obligaciones establecidas en el Tratado de Aguas de 1944, instrumento que regula la distribución del recurso hídrico y la administración de aguas compartidas entre las dos naciones. Como parte del acuerdo, México liberará un volumen de 249 mil 163 millones de metros cúbicos de agua para Estados Unidos, conforme a los términos del tratado.

La Secretaría de Relaciones Exteriores precisó que las entregas se realizarán dentro del marco legal vigente, respetando la disponibilidad hidrológica y los límites operativos establecidos, sin afectar el suministro de agua para consumo humano ni la producción agrícola en la región fronteriza.

El entendimiento se consolidó después de que el 8 de diciembre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reclamara a México el adeudo de agua correspondiente y advirtiera sobre la imposición de aranceles de 5 por ciento en caso de incumplimiento. Un día después, el 9 de diciembre, se llevó a cabo de manera virtual la quinta reunión binacional del año para dar seguimiento a las entregas y evaluar la situación técnica.

En dicho encuentro participaron funcionarios de alto nivel de ambos gobiernos. Por parte de México asistieron el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué; el subsecretario para América del Norte y encargado del despacho de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Roberto Velasco; y el titular de la Comisión Nacional del Agua, Efraín Morales. Por Estados Unidos participaron la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, y el subsecretario de Estado, Christopher Landau.

El Tratado de Aguas de 1944 no solo contempla la entrega de agua, sino también la generación de energía eléctrica, el control de avenidas, obras de saneamiento del río Tijuana y la operación de las presas internacionales Falcón y La Amistad. Ambos gobiernos señalaron que han trabajado de manera coordinada para atender el ciclo actual y cubrir el déficit del ciclo anterior, conforme a lo establecido en el Artículo 4 del acuerdo.

Las autoridades destacaron la necesidad de mantener el diálogo técnico a través de la Comisión Internacional de Límites y Aguas y la International Boundary and Water Commission, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad del recurso hídrico y la protección de la población y la agricultura frente a la sequía histórica. Con este acuerdo, México reiteró su compromiso con los tratados internacionales y la cooperación bilateral en materia de agua.

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