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Ciencia y Tecnología

Utilizan nanopartículas de plata para curar moquillo en perros

Un grupo de científicos de la Red Internacional de Bionanotecnología (Bionn) logró con el uso de nanopartículas de plata curar enfermedades como moquillo canino, mastitis bovina y neumonía en crías de ganado.
Los especialistas comprobaron que el suministro vía oral o de forma inyectada de nanopartículas de plata en los animales tiene resultados exitosos contra ciertas enfermedades.

Mediante un trabajo conjunto con veterinarios, los científicos lograron conocer los efectos antivirales, antimicrobianos y fungicidas de las nanopartículas de plata, así como las etapas adecuadas para su aplicación y el tiempo de recuperación.

En el caso del virus del moquillo canino, los especialistas curaron a 90 por ciento de los animales a los que les aplicaron las nanopartículas de plata, apuntó la responsable técnica de la Red, Nina Bogdanchikova.

El tratamiento tuvo una duración promedio de una semana, donde el animal las recibió en el alimento, explicó la investigadora del Centro de Nanociencias y Nanotecnología (Cnyn) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Ensenada.

Bogdanchikova refirió que el nivel de avance de la enfermedad fue esencial para que los perros se recuperaran, ya que si sanaron con el virus en sus diferentes etapas, la reparación fue más lenta en aquellos en los que el sistema inmunológico estaba afectado.

Si el virus ya se encontraba en un estado muy avanzado, aplicábamos una segunda semana y en algunos casos aumentamos la dosis, ya que en algunos perros el sistema inmunológico está tan débil que mejoran más lento”, detalló.

Tras seis años de iniciar los primeros estudios del virus del moquillo, la Red Internacional de Bionanotecnología ya cuenta con una solicitud de patente, mientras siguen los experimentos en tres clínicas veterinarias de Baja California.

Además, los especialistas obtuvieron resultados favorables con las nanopartículas de plata en la mastitis bovina, un padecimiento inducido por un hongo que radia en la ubre de la vaca cuando se encuentra en el periodo lactancia.

La científica explicó que durante la investigación observaron que el tiempo de curación con las nanopartículas es más rápido que con los antibióticos comerciales y no produce efectos secundarios.

Otra de las aplicaciones de las nanopartículas es para tratar la neumonía en becerros, la cual se presenta cuando las crías de vacas dejan de recibir leche materna, por lo que sufren enfermedades gastrointestinales por las bacterias presentes en la comida.

Estas afecciones pueden llegar a menguar el sistema inmunológico de los becerros, que al conjugarse con la temporada de invierno, es factible que contraigan neumonía.

Durante esta etapa, el grupo de investigación encontró que, al aplicar las nanopartículas en el agua que toman los becerros, es posible prevenir la neumonía.

Uno de los fines de los proyectos que realizan los miembros de la Red es que el desarrollo de los hallazgos científicos se conviertan en productos viables para comercializarse.

 

Excelsior

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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