El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y Enrique Peña Nieto se reunieron para dar una conferencia pública. De pronto el tema puesto en diálogo fue el término “populismo”, en donde cada quien dio su punto de vista y en donde Peña Nieto básicamente lo desacredito, recibiendo una cachetada de guante blanco por parte de Barack Obama quien se declaró ser populista y dio un interesante ejemplo del término.

Por un lado Peña Nieto declara y desacredita a los actores políticos que “utilizan” el populismo para, lo que él dice: “eliminar lo que el gobierno ha construido a lo largo de décadas en beneficio de la sociedad”, concluyendo en que gobernar un país es sumamente difícil y complejo. Declaración que contrasta cuando Barack Obama explica que él se encuentra muy feliz de poder apoyar a su pueblo, y que por ende puede ser nombrado populista, señalando que al dejar la presidencia continuará trabajando al servicio público.

Peña Nieto criticó a quienes “recurren al populismo, a las soluciones fáciles a los problemas hoy en día”, y señaló:

“En este mundo se presentan liderazgos políticos demagógicos y populistas, pretendiendo destruir lo que se ha tomado décadas en construir. Llevar las riendas de un país es algo más que dar respuestas sencillas, es complejo y difícil”.

Al concluir Peña Nieto su declaración Barack Obama tomó la palabra y respondió que hay que tener más cuidado con el término “populista”, porque incluso él se considera como uno. Señaló que el “populismo” es apoyar al pueblo y pensar en la clase trabajadora. Reconoció que Bernie Sanders, exaspirante a la candidatura del partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unos, es un populista porque siempre ha luchado por los pobres.

Señaló que por esta razón Donald Trump no es un “populista”, porque no ha mostrado ningún respeto por los trabajadores y nunca ha luchado por una justicia social.