El jefe de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, condenó este lunes los asesinatos «indiscriminados» que se registran en la región de Tigray, en el norte de Etiopía, devastada por un sangriento conflicto interno, mientras que denunció casos de violación «desenfrenados» sin precedentes.
«La situación en Tigray, Etiopía, es, si uso una palabra, horrible, muy horrible«, declaró durante una rueda de prensa este lunes.
Destacó que hasta casi 5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y un 91% necesita ayuda alimentaria. «Muchas personas han empezado a morir realmente por hambre, y la malnutrición grave y aguda está desenfrenada», dijo.
«La violación está desenfrenada. No creo que de hecho hubiera esa escala en cualquier lugar en el mundo», continuó, agregando que los servicios de salud fueron «destruidos, saqueados y la mayoría de ellos no está funcionando».
Respecto a la escala de propagación del coronavirus en la región, Tedros Adhanom Ghebreyesus afirmó que, «en su mayor parte, ni siquiera estamos en posición para discutir sobre el covid, para ser honesto, porque hay cuestiones más apremiantes»
En ese contexto, alentó a encontrar una solución pacífica al conflicto.
El conflicto de Tigray
La tensión entre el Gobierno central de Etiopía y el Frente de Liberación Popular de Tigray empezó cuando el primer ministro del país, Abiy Ahmed, asumió el cargo en el 2018. Paradójicamente, en el 2019 Ahmed recibió el Nobel de la Paz por su decisivo rol en la resolución del conflicto con Eritrea.
A finales de marzo, la ONU reportó más de 500 casos denunciados de violación sexual en la zona. «Mujeres denuncian haber sido violadas por hombres armados y también revelaron historias de violaciones en grupo, violaciones frente a familiares y de hombres obligados a violar a miembros de su propia familia bajo amenaza de violencia», contó Wafaa Said, coordinadora adjunta de la ayuda de la ONU en Etiopía, subrayando que las cifras reales de los afectados podrían ser más altas.
A finales de marzo, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, reconoció que se están «cometiendo atrocidades al violar a mujeres», y prometió que los responsables serían castigados.