Científicos de la Universidad de Sungkyunkwan en Suwon, Corea del Sur realizaron una ardua investigación en la cual analizaron detalladamente la capacidad que posee el virus de la rabia de viajar por las células nerviosas e infectar el tejido cerebral. Centraron su investigación en intentar repetir este proceso para transportar nanopartículas de oro y destruir posibles tumores cerebrales.
Hasta ahora solo se ha probado en ratones de laboratorio pero la esperanza de que esta técnica se desarrolle puede dar un gran paso revolucionario en materia de medicina.
El organismo posee una barrera denominada hematoencefálica la cual impide el ingreso de la mayoría de los patógenos que viajan a través del torrente sanguíneo, el virus de la rabia sería uno de los agentes que puede cruzar esta barrera. Por tal motivo, los científicos analizaron en profundidad este recorrido a modo de inspiración.
El equipo de trabajo de Universidad de Sungkyunkwan en Suwon fusionaron las nanopartículas de oro con la fisionomía del virus de la rabia e idearon partículas esféricas que permite unirse con los receptores de las células nerviosas que sirven como puerta de entrada al sistema nervioso. La peculiaridad de estos agentes son sus pequeñas barras de oro que tienen la capacidad de absorber la luz láser y con el calor, permiten destruir el tejido circundante, según afirma un articulo publicado en Science.
Esta técnica no es nueva, la nanotecnología hace años que promete ser el medio por el cual se desarrolle la cura del cáncer. Su investigación evoluciona continuamente y a diferencia con el estudio de la Universidad de Sungkyunkwan, existen técnicas donde las nanopartículas pueden llevar en su interior medicamentos específicos para intervenir de manera directa con el organismo.
Galo Soler Illia, doctor en Ciencia Químicas de la Universidad de Buenos Aires y director de Instituto de Nanosistemas de la UNSAM explicó el proceso de está técnica:
“En el cuerpo tenemos millones de células, algunas de ellas pueden estar enfermas, crecer descontroladamente, no recibir suficiente irrigación, etc. En ese caso, puede entrar en acción las nanocápsulas en las cuales se introduce el remedio y sensores (anticuerpos, biomoléculas). Esas biomoléculas, reconocen determinado tipo de tejido, de órgano, o de célula que está enferma, ya que expresa alguna señal en la parte externa. Por lo tanto con eso es posible hacer que “aterrice” directamente en la célula adecuada. Sobre esa nanopartícula puedo poner una especie de control remoto o activarla desde afuera con un rayo láser o con una descarga (magnética o eléctrica). Por ejemplo, puedo tener una partícula de oro que, cuando es irradiada con un rayo láser o un infrarrojo, vibra, se calienta localmente y puede expulsar moléculas”.
Youn, principal investigador afirmó en su estudio que, “las nanopartículas probablemente recorrieron el mismo camino que el virus de la rabia a través del sistema nervioso central, eso haría a estas proteínas buenos candidatos para el tratamiento de otros tipos de cáncer “.
Por el momento, los resultados objetivos de ensayos clínicos en los que se han empleado terapias de genética molecular han sido desesperanzadores, pero es previsible que el incremento continuo de conocimientos mejore sustancialmente estos resultados.
Infobae