Wuhan, China, considerado como el lugar de origen del coronavirus, covid-19, está mejor que nunca. Recientemente organizó su primer festival de música, en donde acudieron más de 11 mil personas, casi todos sin cubrebocas. Esta celebración se llevó a cabo a poco más de un año en el que se registraron los primeros casos de contagio. Wuhan superó el trago amargo, mientras que algunos países aún enfrentan la cúspide de contagios, muertes, a pesar de la existencia de la vacuna contra el covid-19. El festival de música –que dura dos días– se llevó a cabo el pasado sábado. El festival Strawberry, el más grande que se conoce en China, estuvo inundado de alegría, baile, saltos y aglomeración después de mucho tiempo de distancia.
De acuerdo con la organización que habló con Reuters, la cifra de asistentes se restringió por seguridad del covid-19. Además de que se colocaron vallas frente a cada escenario.
Al respecto, uno de los asistentes reconoció que no ha sido fácil llegar a este punto, después de severas medidas para acabar con el virus. «No ha sido fácil llegar a donde estamos hoy.
La gente aquí ha hecho grandes esfuerzos y ha pagado un precio muy alto (por haber sido golpeada por el virus). Así que me siento muy emocionado de estar aquí», explicó a Reuters Gao Yuchen.
La vida nocturna en Wuhan ?El pasado 23 de enero, se dio a conocer que la vida nocturna en Wuhan era una realidad. Los DJ sobreexcitados, la música atronadora y los jóvenes se preparan a vivir una noche de fiesta.
Esta discoteca de Wuhan, la ciudad china considerada la cuna de la pandemia del covid-19, simboliza ahora la libertad recuperada mientras el resto del mundo se encierra y se confina.
Un año después de ser puesta en cuarentena el 23 de enero de 2020, esta ciudad de 11 millones de habitantes, donde surgieron los primeros casos de covid-19, ha dejado de ser la fantasmal ciudad que asombró entonces al resto del mundo.
Y mientras gran parte del planeta impone toques de queda, confinamientos y distancia social, en Wuhan la vida nocturna está en su apogeo. Mientras el mundo enfrenta un nuevo aumento en el número de contagios, Wuhan ha buscado regresar a la normalidad. (AFP) Para entrar al «Super Monkey», la inmensa discoteca del centro de la ciudad, no es necesario estar en una lista VIP ni hay exigencias indumentarias. Pero el cubrebocas es obligatorio y los vigilantes de la entrada controlan la temperatura de los clientes: por encima de 37.3 grados, no son admitidos. En el interior reina un ambiente ensordecedor, con rayos láser y gases, mientras los jóvenes, en su mayoría de unos 20 años, sueltan toda su energía en la pista de baile. Otros son meros espectadores, felices de reunirse en torno a una copa, tras la sombría cuarentena de hace un año, cuando apareció lo que entonces era un misterioso virus.