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Revista

Ximena Sariñana presenta a su bebé

Luego de desconectarse de las redes sociales, Ximena Sariñana reapareció en la Instagram para compartir con sus seguidores su nueva etapa como mamá.

«Estos últimos tres meses han sido los más felices de mi vida. Me siento tremendamente afortunada de ser mamá y de ir aprendiendo de la mano de mi hija. Franca y yo nos hemos dado este tiempo de tranquilidad para conocernos y convertirnos en compañeras de viaje», escribió la cantante mexicana.

«Ahora nos toca volver a este camino increíble de la música y las dos vamos con todo para vivir al máximo esta nueva etapa. 10 de agosto se viene lo nuevo: nuevo sencillo que se llama «Qué Tiene». Arrancamos», agregó Sariñana.
Cabe recordar que en noviembre de 2017, cuando cumplió 32 años que Ximena Sariñana y anunció que sería mamá fue cuando se alejó de las redes.

México

Gentrificación en CDMX: crecimiento urbano que desplaza a sus habitantes

Colonias como la Roma, Condesa, Juárez y San Rafael se han convertido en epicentro de protestas vecinales por el aumento desmedido en las rentas, el despojo inmobiliario y la pérdida de identidad barrial. El fenómeno detrás de estas inconformidades es la gentrificación, un proceso urbano que, aunque para algunos simboliza renovación, para otros representa expulsión, desigualdad y ruptura social.

La gentrificación ocurre cuando barrios de clase trabajadora reciben fuertes inversiones económicas y una oleada de nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo. Este cambio trae consigo mejoras en infraestructura y servicios, pero también incrementos abruptos en el precio de rentas y propiedades, desplazamiento de residentes originales y una transformación profunda en la cultura e identidad del barrio.

En la Ciudad de México, el fenómeno se ha intensificado con la llegada de nómadas digitales y extranjeros atraídos por el bajo costo de vida, quienes elevan la demanda de vivienda en zonas céntricas. Esto ha generado una turistificación desmedida, en la que muchas viviendas se destinan a rentas de corta estancia (como Airbnb), reduciendo la oferta para los habitantes locales.

A ello se suma la presión de desarrolladores inmobiliarios para que inquilinos tradicionales abandonen sus viviendas, con el fin de remodelarlas o demolerlas y construir nuevos complejos de lujo. Tiendas de abarrotes y fondas han sido reemplazadas por cafeterías de cadena y boutiques, alterando la vida comunitaria.

Además, la desigualdad urbana se agudiza: quienes no pueden pagar los nuevos precios se ven obligados a mudarse a zonas más lejanas, con mayores tiempos de traslado y menor acceso a servicios básicos.

En respuesta, colectivos ciudadanos y legisladores han exigido medidas que regulen el mercado inmobiliario, protejan a los arrendatarios y prioricen un desarrollo urbano equitativo. La gentrificación, advierten, debe atenderse antes de que transforme por completo el rostro y el alma de la capital.

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