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Ya casi termina la pandemia de Covid-19 en toda la República, según López Gatell

El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, dio a conocer que el número de casos de COVID-19 en las 32 entidades federativas del país se encuentra con una reducción drástica, por lo que la pandemia ya casi termina pues prácticamente está de salida, señaló el funcionario. .

Durante la conferencia matutina de este 22 de febrero, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el funcionario de salud dijo que de igual manera las hospitalizaciones y las defunciones se encuentran a la baja.

“Las 32 entidades federativas con una reducción drástica de la epidemia, prácticamente de salida en todos los casos y con reducción también muy significativa en las defunciones”.

Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.

López-Gatell señaló que la curva de contagios registrados y defunciones en cada estado ha ido disminuyendo con respecto a la cuarta ola de la pandemia de COVID-19.

Explicó que, a pesar de que la cuarta curva epidemiológica fue la más grande en el número de casos COVID-19, la hospitalización nunca superó el 50% debido a la vacunación.

En este sentido, el funcionario de Salud dijo que los 32 estados del país muestran reducciones considerables de casos de COVID-19.

Hugo López-Gatell destacó el caso particular de la capital del país, pues además de que muestra un descenso considerable, fue el primer estado en lograr la vacunación absoluta y “la más amplia en la campaña de refuerzos”.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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