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Ya hay formatos gratis para ampararse del padrón de datos biométricos de telefonía en México

Jesús Valles reconoce que no lo pensó bien cuando hizo su propio formato de juicio de amparo al nuevo Padrón de Usuarios de Telefonía Móvil PANAUT.

Lo redactó, envío a algunos colegas, y entonces lo subió a Twitter. Solo 48 horas después Valles cuenta que el documento registraba un total de 15,000 descargas, un éxito total que demuestra que no es poco el interés de ampararse contra el otorgar datos personales y biométricos para el padrón que recientemente aprobaron el Congreso y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Apenas dos días después se concedió la primera suspensión provisional a otorgar sus datos a una persona que, le dijo a Valles, utilizó su formato para iniciar el juicio de amparo.

Ahora el gobierno federal ha emprendido la tarea de promover el padrón y asegurar que la intención detrás de él es auténticamente la de disminuir delitos relacionados con estafas, extorsiones, y otros más que involucran la compra y uso indiscriminada de SIMs, como secuestros. No obstante, asociaciones como Red por la Defensa de los Derechos Digitales señalan una y otra vez que la existencia de un padrón tan vasto, y con información tan sensible, es un riesgo por sí mismo.

Mientras tanto, redes sociales (particularmente Twitter) se han visto repletas de distintos formatos como el del maestro en derecho fiscal, y socio director del despacho Valles Aragón, Jesús Valles. Apenas un día después de la primera suspensión provisional a quien promovió su juicio de amparo, otras cinco suspensiones se han dado.

Otro de los formatos que circulan es el del abogado Alberto Mansur, de Mansur Abogados, cuya versión ha sido descargada 350,000 veces, según el abogado Mansur cuenta a Xataka México. El problema con el decreto que activa el PANAUT es que la información sensible queda a merced de su posible extravío, en una larga cadena que inicia con los operadores y hasta los distribuidores autorizados; «[los datos biométricos] *no es como una contraseña que puedes cambiar y ya: quien se robe esos datos te está robando a ti», enfatiza.

De ahí que el abogado Mansur haya optado por una opción similar a la del abogado Valles: aunque ambos despachos llevarán a su cuenta el trámite para juicios de amparo, también han habilitado opciones para que quien no pueda pagar una consultoría jurídica pueda presentar su propia demanda.

Eso sí, aunque los autores han subido los formatos que son casi idénticos en forma, al momento de las entrevistas por separado ninguno de los dos ha utilizado sus propios formatos, de manera que no pueden dar constancia de que serían admitidos, con todo y la gran recepción y descargas que han registrado en cuestión de horas.

Cómo presentar formalmente el amparo
Los dos abogados han explicado los pasos para presentar formalmente las demandas de amparo, los cuales son los siguientes:

Sin importar el formato a elegir, este debe llenarse e imprimirse en ocho tantos. Se llena con nombre, domicilio, número de celular y compañía. De preferencia se anexa algún documento que acredite que la línea es de propiedad de quien presenta el amparo.

Los documentos deben llevarse a la oficialía de partes del poder judicial federal. En CDMX está en San Lázaro, a un costado del Congreso de la Unión.

A recomendación del abogado Mansur, todas las hojas deben llevar rúbrica, además de la firma al final.

La oficialía de partes asigna el caso a un juzgado y se da un número de expediente.

Se le puede dar seguimiento al expediente en el portal del Consejo de la Judicatura Federal.

El juez en cuestión puede dar una suspensión provisional que esencialmente suspende la obligación de otorgar los datos biométricos y personales al PANAUT, hasta entonces se resuelva el fondo del asunto.

Fuente: Xataka

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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