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Youtuber finge asalto; «víctima» repele el robo y mata al joven

Una broma pesada le costó la vida al youtuber Timothy Wilks, quien, como muchos influencers, buscaba a toda costa conseguir seguidores. El hombre protagonizó un asalto ficticio con la finalidad de subir el video a su canal en la popular plataforma.

Sin embargo, la broma del joven de 20 años tuvo un trágico final, pues el youtuber no contaba con la reacción de los que serían las víctimas del asalto falso.

Todo sucedió el pasado 5 de febrero, en la ciudad de Nashville, Tennessee, cuando el joven youtuber ingresó a un establecimiento con un cuchillo en la mano y una cámara escondida entre la ropa para no perder detalle de su pesada broma.

ADVERTENCIA: EL SIGUIENTE MATERIAL AUDIOVISUAL CONTIENE VIOLENCIA EXPLÍCITA. SE RECOMIENDA DISCRECIÓN

El trágico momento fue captado por una cámara de seguridad del establecimiento que fue elegido por el joven como escenario para su broma. En la grabación, que circula ya por redes sociales, se puede observar a Timothy Wilks con una sudadera color negro mientras intercambia un par de palabras con un cliente.

Al momento de sentirse en peligro, el cliente del lugar no dudó en activar el arma de fuego que llevaba consigo y disparar contra el youtuber, a quien tenía a escasa distancia. Luego de recibir los impactos de bala, el joven desaparece del cuadro, mientras el otro sujeto sale del establecimiento.

Tras las detonaciones, y con un vidrio del lugar hecho añicos, arribaron los servicios de emergencia médica, quienes sólo pudieron certificar la muerte del joven youtuber.

Del hombre que disparó en reiteradas ocasiones se supo que fue interrogado por el homicidio del influencer y argumentó que actuó en defensa propia, por lo que no ingresará al sistema penitenciario de Estados Unidos.

Fuente: Uno TV

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Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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