La sorpresa del Mundial de Rusia 2018 se llama Croacia, encabezada por el portentoso futbol de Luca Modric y la fe del entrenador Zlatko Dalic, el bosnio que hoy apenas muchos conocen.
Más allá de su nacionalidad, que le llevó a ver del lado contrario una guerra balcánica, el DT se caracteriza por su fe, por lo cual suele aparecer de pie en su área técnica con un rosario en la mano, o a veces simplemente sobándolo mientras lo guarda en el bolsillo.
«Siempre llevo conmigo un Rosario y cuando siento que estoy pasando por un momento difícil pongo mi mano en mi bolsillo, me aferro a él y luego todo es más fácil», dijo hace unas semanas al programa radial «Porque yo creo».
Y sí, hay varias imágenes durante los partidos de Croacia en Rusia 2018 donde sale Dalic con la mano en la bolsa o el rosario a la vista.
Croacia ocupó el Grupo D en Rusia 2018 y pasó la primera fase invicta al vencer a Nigeria, Argentina e Islandia. Pero las cosas se complicaron a partir de Octavos, fase desde la que acumula tres empates de tiempo regular con dos definiciones por penales ante Dinamarca y Rusia, y una en tiempo de compensación ante Inglaterra.
«Puedo estar muy contento con todo lo que estoy viviendo, pero sin una fe de alta calidad y una buena motivación sería muy difícil de lograrlo», comentó a la misma emisión. «Cuando un hombre pierde cualquier esperanza, entonces debe llamar al querido Dios y a la fe».
La historia de fe de Dalic comenzó desde pequeño al ser monaguillo de un monasterio franciscano que le quedaba a lado de su casa, en su natal Gorica.
«Antes, en un tiempo diferente era monaguillo, era feliz de ir a misa, mi madre me enseñó y me dirigió a la fe, soy un creyente todo el tiempo y así crío a mis hijos, todos los domingos intento ir a Eucaristía», comentó en diciembre pasado al sitio glas-koncila.hr.
Por si le faltara más historia a la vida de Dalic con Croacia, habrá que agregarle que nació en Livno, actualmente Bosnia-Herzegovina, país con el que los croatas tuvieron una guerra que comenzó en 1992 y finalizó en 1994.
«Somos demasiado pequeños para dividirnos y pelear tanto, pero estamos lidiando con la historia, en el pasado, sin volvernos nunca al futuro (…) Es necesario trabajar en la coexistencia, no para repetir el pasado de la guerra, sino para ayudarse y apoyarse mutuamente», expresó al mismo sitio.
Dalic tomó a la Selección de Croacia apenas en 2017 como bombero ante la salida de Ante Cacic justo tras empatar 1-1 con Finlandia, lo que puso en riesgo la clasificación al Mundial del que hoy son finalistas.
Tras ese resultado, Dalic tuvo solo dos días de trabajo para visitar a Ucrania, a la que mínimo debían sacarle un punto. Pero la renovada Croacia ganó ese partido para avanzar al Repechaje, donde vencieron a Grecia por global de 4-1, una victoria que los ponía felices simplemente por ser mundialistas, ese día difícilmente imaginando que jugarían el partido por el título.
Fuente: MedioTiempo