El zoológico de Odense diseccionó ante el público un león sacrificado hace meses, pese a una campaña internacional en contra, que había acumulado cerca de 130 mil firmas.
Unas cuatrocientas personas, entre ellos muchos escolares que aprovecharon las vacaciones de otoño en Dinamarca, acudieron a presenciar una práctica común en los zoos daneses y que la dirección del centro decidió mantener apelando a fines didácticos.
Lo hacemos porque forma parte de un gran paquete de difusión de conocimientos. Ver a un animal muerto es algo grande para todos», declaró a la televisión pública «DR» Nina Collatz Christensen, zoóloga de este centro.
Christensen resaltó que la experiencia permite al público ver de cerca los órganos de un mamífero parecido al hombre y proporciona una relación distinta con los animales a la normal.
En un supermercado no se ven cerdos ni terneros, sólo un paquete de carne picada. Así se tiene una mejor comprensión de la vida y la muerte de los animales», afirmó.
El zoo de Copenhague fue objeto de una polémica con repercusión mundial hace un año y medio, con amenazas de muerte a su director incluidas, tras anunciar el sacrificio de una jirafa para evitar problemas de consanguinidad y su posterior disección pública.
En este caso se trata de un león y sus dos hermanos, nacidos el verano pasado y que fueron sacrificados en febrero para reducir la población y ante el riesgo de endogamia, después de que no se encontrara ningún otro zoo en Europa que pudiera acogerlos.
Al igual que en otros zoológicos en Dinamarca las disecciones públicas son práctica normal en el de Odense, que este año lo ha hecho con un camello y un poni y quiere repetir la experiencia con los otros dos leones cuyos cadáveres permanecen congelados.
Las reacciones en contra proceden fundamentalmente de fuera de Dinamarca, donde no ha habida grandes críticas y donde la principal asociación de protección de los animales ha invitado por ejemplo a criticar en su lugar las condiciones en que viven los cerdos y pollos que luego son sacrificados para convertirse en alimentos.
Fuente Excélsior