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Opinión

2024: ¿por qué la moneda está en el aire? Por Caleb Ordoñez T.

¿A quién le sorprendió los resultados del pasado domingo en las elecciones de Coahuila y el Estado de México? Quizá a muy pocos.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordoñez Talavera

Aunque las encuestas no fueron exactas, era muy evidente que tanto Morena y el PRI se llevarían sus respectivos triunfos.

Ya se ha escrito y debatido mucho sobre las enseñanzas que dejan el par de eventos, que sin duda son la antesala de la elección presidencial del 2024.

Dejemos entonces en claro que Morena se sigue posicionando como el “partidazo” del siglo XXI. Ni el PRI en sus mejores tiempos gobernaba por estados a 92 millones de habitantes, como lo hará el partido creado por y para Andrés Manuel López Obrador.

La aplanadora de la alianza conformada por Morena, PT y el Verde en el Estado de México logró sacar a patadas al eterno priismo mexiquense, que reinaba tras 94 años de hegemonía.

La combinación de un agachado gobernador, Alfredo Del Mazo, entregado al presidente -quizá por temor-; las pésimas y fracasadas dirigencias de Alito Moreno (PRI) y Marko Cortés (PAN); la paupérrima realidad del PRD -que se quedó sin registro-; la efectiva -e hipócrita- operación de Movimiento Ciudadano; el apoyo desaforado desde la Ciudad de México y la intervención absoluta del gobierno federal, lograron el tan ansiado triunfo en el estado con mayor padrón electoral.

Los dirigentes de Va X México no saben cómo justificar la tremenda sacudida que les dieron, a pesar de tener una gran candidata como lo fue Alejandra del Moral.

Por otra parte, lo ocurrido en Coahuila desnudó el verdadero rostro de un Morena como partido político abandonado.

Pero antes de ahondar en el tema del estado norteño, es importante explicar que el partido morenista fue creado con la clara intención de llevar a AMLO a la silla presidencial. Un gran logro que quedará registrado en la historia moderna de nuestra flaca democracia. Sin embargo, se ha demostrado que sin la participación directa del tabasqueño, Morena es simple, y llanamente, un cascarón.

¿Empate técnico?

Ahora sí, adentrémonos en las profundas aguas de los datos que arroja la elección más inicua de los últimos tiempos. Cuando el priista Manolo Jiménez despedazó a su más “cercano” rival, el senador Armando Guadiana.

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Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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