La secuencia, trágicamente familiar en Estados Unidos, fue la acostumbrada. Primero se supo que había un tipo armado en Lewiston, segunda ciudad más poblada del pequeño Estado de Maine, al noreste del país. Después, que había actuado en “múltiples escenarios”, que al final resultaron ser dos: una bolera y un restaurante. Luego la policía informó de “varias víctimas”, sin dar más detalles, y de que el sospechoso estaba a la fuga y “en activo”. Las aclaraciones se acompañaban de una advertencia para los vecinos de que se recogieran en sus casas hasta nuevo aviso. La foto del asesino, un hombre blanco de gesto ansioso, en posición de caza, flaco, alto, con barba y un fusil de asalto con mirilla, no invitó a los pocos minutos a presagiar nada bueno. El hospital de la ciudad se puso en alerta. Y al final, llegó pasadas las 21.00 la fatal confirmación: según las autoridades locales, el sospechoso mató en la noche del miércoles al menos a 22 personas, y dejó decenas de heridos, “entre 50 y 60?.
Se trata, según Gun Violence Archive, organización centinela de la violencia armada en Estados Unidos, del tiroteo masivo número 565 en lo que va de año. Para sumarse a la macabra lista, un episodio de este tipo tiene que saldarse con cuatro heridos o muertos por bala, sin contar al asaltante. Las víctimas además no pueden ser miembros de la misma familia. La cuenta arroja un resultado de casi dos tiroteos masivos por día en 2023. Solo esta semana, se han registrado tres antes del de Lewiston (una comunidad de unos 35.000 habitantes), con tres muertos en total en sucesos en Illinois, Colorado y Carolina del Norte.
Hasta este miércoles, según las cifras preliminares del último incidente, los más mortíferos del año se habían producido en mayo en Monterey Park, California (16 asesinados) y Allen (Texas), con ocho. Con 22 muertos, el de Maine sería el octavo en número de fallecidos en la infame historia de los tiroteos masivos en Estados Unidos. Por el número de heridos sería el segundo, solo por detrás de la masacre de Las Vegas en 2018, en la que murieron 58 personas y hubo 546 heridos.
Las autoridades de Lewiston también difundieron la imagen de un todoterreno blanco, propiedad, en apariencia, del sospechoso, aún a la fuga. El hombre vestía una sudadera con capucha de color marrón y el rifle semiautomático que cargaba era de estilo militar.