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Yucatán fibra a fibra, naturaleza e historia

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CIUDAD DE MÉXICO, 10 de junio.- En Mérida, tan sólo caminar por el Paseo Montejo es motivo para dejar a los visitantes con la boca abierta al ver las mansiones de estilo francés que mandaron a construir los antiguos hacendados que sentían nostalgia por París.

En la Ciudad Blanca, además de su arquitectura y tranquilidad, la historia que rodea al llamado oro verde de Yucatán, así como sus bellezas naturales con sus cenotes de aguas cristalinas y paisajes rústicos, atraen a los turistas a recorrer la ruta del henequén.

Ya transcurrió más de un siglo desde las horas de gloria de esa planta en México y el mundo, pero sigue siendo influyente en la vida de Yucatán. Y es que es en los cascos henequeneros, hoy convertidos en sofisticados hoteles boutique, los cuales incluso llegaron a ser atractivos para personajes poderosos como Bill Clinton, cuando era presidente de Estados Unidos, aún se cuenta la importancia que tiene esa planta para el destino.

“El henequén fue muy bueno para algunos y terrible para otros, según el lado en el que se estuvo”, aseguró uno de los empresarios de la Hacienda Sotuta de Peón, uno de los protagonistas de esta ruta turística.

Hace 29 años inició el proyecto de restauración de esta hacienda como un pasatiempo. Se fue comprando la maquinaria y hasta los rieles de las haciendas que paulatinamente fueron desechando todo lo que tenía que ver con el henequén

Esta propiedad cuenta con 154 hectáreas plantadas con esa variedad del agave, cuya resistencia es tal que sus fibras, enredadas en gruesos cordeles, son incluso capaces de mantener atados a enormes buques cerca de los muelles.

Recorrido a paso de mula

La visita a Sotuta de Peón comienza con un trago de bienvenida, preámbulo a un recorrido por un sembradío de henequén, sobre un vagón abierto, tirado por una mula.

Se trata del mismo sistema que se utilizaba en el siglo XIX. La hacienda cuenta con una red de guías metálicas, que auspicia el recorrido entre estos plantíos, de donde sobresalen las agudas hojas de esta planta que a veces parecen herir con sus puntas el azul del cielo.

A la mitad del camino se encuentra una choza maya hecha con palma, cuerda de henequén y una mezcla de arcilla, que ha probado su resistencia incluso frente a los huracanes, debido a su flexibilidad.

En este preciso lugar, aguarda una pareja de campesinos, quienes muestran a los paseantes, la forma de vida que llevaban los antiguos agricultores.

Más adelante se encuentra el cenote Dzul-Ha de aguas cristalinas, el único propicio para echarse un chapuzón, de los siete con los que cuenta la hacienda.

La existencia de corrientes subterráneas peligrosas, su amplia bóveda, y agua de tonos azules, prueba fehaciente de que no se encuentra estancada, son algunas características que han hecho posible su apertura al público.

El proceso

Después de recibir información sobre la importancia económica de las haciendas henequeneras y de su papel en la economía yucateca; luego de visitar el amplio sembradío y sumergirse en el cenote Dzul-Ha, llega el momento de adentrarse al proceso real de producción de la mencionada fibra.

La pieza central es la rueda Solís, un invento de Esteban Solís que revolucionó la extracción de esos hilos naturales que están en la base de todos los productos del henequén.

“Al menos en eso sí les ganamos a los estadunidenses”, dice el empresario de la hacienda, quien tiene la teoría de que ello fue debido a la urgencia que tenían los yucatecos de cambiar la vieja producción artesanal para satisfacer la enorme demanda del mercado.

Incluso, a finales del siglo XIX, el gobierno del estado convocó a un concurso, que tenía como premio la cantidad de dos mil dólares, atrayendo el interés de inventores de diversos países, que en diferentes momentos creyeron haber hallado la solución a este problema.

Al final, fue precisamente un yucateco quién ideó una rueda dentada que era capaz de extraer la fibra sin necesidad de golpearla con una piedra, como hacían los mayas.

En Sotuta de Peón hay también una enorme prensa, peines, hiladoras, telares originales, que permiten que los visitantes experimenten, en primera persona,  lo que alguna vez fue el
origen de una revolución industrial en todo
el estado de Yucatán.

Al final de la visita, más bebidas y un
menú de comida yucateca complementan la experiencia. Hoy en día, miles de artesanos siguen transformando esta  fibra en tortilleros, portavasos y hamacas, a partir de técnicas heredadas de sus ancestros.

Hacienda por hacienda

Un viaje a Yucatán estaría incompleto sin visitar las haciendas del estado, ubicadas cerca de la ciudad de Mérida, las cuales tuvieron su culminación a principios de 1900, cuando la economía local tuvo éxito por la producción de fibra de henequén, usada para hacer sogas, cuerdas y cordeles.  Las casonas en el Paseo de Montejo y Avenida Colón en Mérida son las casas que el “oro verde” ayudó proveer.

En los años cuarenta, con la invención de fibras sintéticas, la industria de henequén cayó, y los dueños de las haciendas vieron tiempos duros. Sin el poder económico, se abandonaron las haciendas y se deterioraron, quedando así hasta principios de los años noventa, cuando otra vez, muchas fueron restauradas y convertidas en bellos hoteles de cinco estrellas, con cuartos elegantes, donde se sirven suntuosas cenas; cuentan con piscinas y magníficas tierras.

Además de la hacienda Sotuta de Peón, la única que sigue produciendo henequén y ofrece recorridos turísticos, es posible visitar otras haciendas, hospedarse y disfrutar de la comida tradicional, de las vistas y el confort que brinda cada una de ellas.

Entre las opciones está la hacienda Petac, comprada en el 2000 por la pareja americana Chuck y Dev Stern, quienes con la ayuda del arquitecto Salvador Reyes, la restauraron y ahora cuenta con cinco edificios con amplias recámaras, cuarto de juegos, una biblioteca, bar, capilla, piscina, fuentes, jardines exuberantes, spa y área de ejercicio.

También está la hacienda Xcanatún, la más cercana a la ciudad de Mérida, en la que los dueños usaron para restaurar la misma  los mejores materiales disponibles.

Incluso fue ganadora del premio Star Diamond Award por ocho años del American Academy of Hospitality Services y tiene cuatro diamantes de AAA (American Automobile Association).

Es un hotel boutique con 18 suites de lujo, tiene un restaurante que ofrece comida internacional y del Caribe, así como un spa.

Otra opción cerca de la capital yucateca es la hacienda Santa Cruz. Sus dueños, Robert y Carolina Franck llegaron desde Paris y compraron la hacienda en 2007. Cuenta con una alberca con agua de cenote, libre de químicos, diez suites y servicios de spa.

Así, con esta mezcla, entre el turismo y la comercialización de la influyente planta, el henequén; junto con las bellezas naturales del estado y el confort que brinda cada una de las haciendas, ofrecen una alternativa para conocer este destino de blancas casas e historias envueltas en fibras.

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México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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