En el ambiente empresarial el éxito de los negocios depende casi por entero del esfuerzo, la creatividad y buena administración de las empresas, las cuales compiten entre sí, diseñan estrategias para ser más productivas y eficientes, y tratan de dar mejores productos y servicios a precios atractivos, pero cuando se trata de concesiones, la cosa es muy diferente.
En el caso particular del ViveBús, los concesionarios quieren ser empresarios para recaudar las multimillonarias ganancias que ha dejado siempre este monopolio, pues a los chihuahuenses de a pie no nos queda otra que abordar el camión, o un taxi, controlado por una especie similar de pillos.
Sin embargo, a la hora de hacer el servicio eficiente, rentable y de calidad, ahí no quieren ser empresarios, sino ahijados de Gobierno al cual le exigen que les resuelva todas sus broncas a billetazos, para que ellos no tengan que batallar y mucho menos disminuir sus ganancias. Ellos quieren subsidio y que la gente lo pague a fuerzas. La manera más mediocre y zángana de hacer negocios.
Ahora el tema se calienta con un video viral que muestra a un chofer agrediendo a una pasajera, al parecer por haberse quedado sin saldo en la tarjeta, para luego liarse a golpes contra los pasajeros, aterrorizando a mujeres y niños, para luego caer noqueado por el izquierdazo del pasajero. Patético.
Autoridades y concesionarios piden paciencia para adaptarse al ViveBús, pero se niegan a concederla cuando un pasajero no se adapta al nuevo sistema, sin tomar en cuenta que una dinámica de décadas no cambia en unos meses.
El que quiere hacer ruido, con este tema o con el que sea, es Miguel Riggs, frustrado candidato a la alcaldía, quien reportó las fallas de recarga y del sistema de servicio, no ante las instancias correspondientes, sino en Facebook.
Otros que le entraron al problema fueron los diputados, quienes conformaron oootra comisión, esta especial para el tema del ViveBús, con al menos un priísta, un panista y un representante de los partidos carroñeros. Al parecer están amarrados Enrique Licón, Maru Campos.
Quienes también la están haciendo de borlote son los del Ichicult, pues el mismísimo Fermín Gutiérrez, director del organismo, acudió a los tribunales para demandar a Polo Mares y Guillermo Vega, meros meros del Centro de Convenciones, por haber tumbado la reja del Museo Casa Redonda, para expandir el estacionamiento.
Se trata sin duda de un atentado contra uno de los pocos espacios de cultura dignos en Chihuahua, pero aun así la cultura lleva las de perder, pues en los papeles los terrenos le pertenecen al Centro y sólo una ‘orden celestial’ podría frenar el embrollo.
Donde sí están tratando de poner orden es en el Ejército, pues ayer el general Salvador Cienfuegos, titular de la Defensa Nacional, pasó revista a las bases de Chihuahua, Santa Gertrudis, Ojinaga, Palomas, Juárez y Nuevo Casas Grandes, como parte de los preparativos para llevar la cabecera de la V Zona Militar a la frontera y la XI Región Militar de Torreón a Chihuahua. Un movimiento dentro del ajedrez de seguridad.
Pánico cundió en el PAN y en la familia de Luis H. Álvarez, una leyenda viviente de la política y una de las máximas figuras de los azules, pues a sus 98 años sigue dando la lucha por la democracia y el panismo, pero con un tropiezo que tuvo ayer que lo llevó al hospital Cima, pues temían que a sus 98 años su cuerpo pidiera descanso. Esperemos que no sea así, y que siga tan entrón como siempre por muchos años más.
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