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Putin acusa a EU de apoyar a separatistas

Moscú. Llamadas interceptadas muestran que Estados Unidos ayudó a separatistas en la región rusa del Cáucaso norte en la década del 2000, alegó el presidente ruso Vladimir Putin en un nuevo documental donde enfatiza sus sospechas de Occidente.

El documental de dos horas, que se trasmitió en el canal estatal de televisión Rossiya-1, está dedicado a los 15 años de Putin en el poder. El filme se centra en los logros y retos que ha enfrentado el presidente ruso. Tanto los productores como el propio Putin culpan a la interferencia occidental de sus problemas en gobierno.

En fragmentos del documental dados a conocer poco antes de su trasmisión, Putin informó que las agencias de inteligencia rusas habían interceptado llamadas entre los separatistas y elementos de la inteligencia estadounidense destacados en Azerbaiyán a principios de la década del 2000, lo que según él prueba que Washington estaba ayudando a los insurgentes.

Después de la desastrosa guerra de la década de 1990, Rusia combatió a insurgentes islámicos en Chechenia y regiones vecinas en el volátil Cáucaso del norte.

El presidente ruso refirió que le habló del tema al entonces presidente George W. Bush, quien le prometió “dar una patada en el trasero” a los oficiales de inteligencia en cuestión, pero al final, dijo Putin, la agencia de inteligencia rusa FSB recibió una carta de sus “contrapartes estadounidenses” en los que afirmaban su derecho a “apoyar a todas las fuerzas de oposición en Rusia”, entre ellos los separatistas islámicos en el Cáucaso.

Putin también expresó sus temores de que Occidente desea hacer daño a Rusia cuando recordó que algunos líderes mundiales le dijeron que no les molestaría que Rusia se desintegrara.

Fuente: El Economista

Nota Principal

Congreso de EE.UU. deja al gobierno sin fondos ante bloqueo legislativo sobre Obamacare

El gobierno federal de Estados Unidos entró en paro oficial después de que el Congreso no lograra aprobar una medida de financiamiento que permitiera mantener sus operaciones, generando incertidumbre sobre la duración y el impacto de esta paralización.

El estancamiento entre republicanos y demócratas, centrado en los subsidios ampliados de Obamacare, se tradujo en el primer cierre gubernamental desde 2019. Ambas fuerzas políticas sostienen públicamente y en privado que no asumirán la responsabilidad del impasse. Los republicanos exigen que los demócratas simplemente aprueben una extensión del financiamiento por siete semanas, mientras que los demócratas se niegan sin obtener concesiones importantes a cambio de sus votos en el Senado.

Tras la votación del martes por la noche, los senadores abandonaron el Capitolio sin certezas sobre la duración del cierre. Se espera que el Senado vuelva a votar este miércoles sobre el mismo plan republicano, que sus líderes prometieron presentar una y otra vez hasta que suficientes demócratas cedan. Sin embargo, varios legisladores del partido opositor han declarado públicamente que no se rendirán, pese a que la administración Trump y su oficina presupuestaria han intensificado las amenazas de aprovechar el cierre para reducir el tamaño del gobierno, incluso de manera permanente.

Algunos senadores demócratas, como Catherine Cortez Masto y Angus King, modificaron su posición y apoyaron el plan republicano, mientras que otros, como John Fetterman, también se sumaron a la iniciativa y criticaron la estrategia de su partido. Los líderes demócratas trabajan para mantener unidos a sus miembros y evitar que ceda la presión republicana, especialmente ante el riesgo de que la administración afecte programas clave para su electorado.

Los subsidios mejorados, implementados originalmente como parte de un paquete de rescate ante la pandemia y ampliados posteriormente, han permitido que 24 millones de personas se inscriban a planes de salud para 2025. Su eventual desaparición provocaría un aumento promedio de 75% en las primas de 2026, según el grupo de investigación KFF.

El cierre afecta a cientos de miles de empleados federales, de los cuales alrededor de 750 mil podrían ser suspendidos temporalmente, lo que implica la suspensión de pagos diarios de unos 400 millones de dólares. Quienes realizan funciones esenciales deberán continuar trabajando, aunque recibirán su salario solo al término del impasse.

Los ciudadanos también sentirán los efectos: aunque servicios críticos, como atención a veteranos, Seguridad Social, Medicare y Medicaid continuarán, otras operaciones, incluidas algunas agencias federales y sitios turísticos, podrían interrumpirse. Los parques nacionales dependen de fondos estatales o de años anteriores, mientras que el Smithsonian y el Zoológico Nacional seguirán abiertos hasta al menos el 6 de octubre.

En este contexto, la confrontación entre republicanos y demócratas no solo pone en riesgo el funcionamiento del gobierno, sino que también amenaza la estabilidad económica y sanitaria de millones de estadounidenses.

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