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Ciencia y Tecnología

Empresa sustituye 80% de gas LP y leña por biogás

Ante la problemática para el tratamiento de desechos y la falta de tecnología a costos accesibles, Santiago Gutiérrez Vargas, estudiante de doctorado en ingeniería química de la Universidad de Guanajuato y fundador de Gas Verde, creo un biodigestor e identificó un consorcio de bacterias específicas que procesan los residuos de la central de abastos de la ciudad de Irapuato y obtuvo biogás.

El investigador menciona que las 10 toneladas de desperdicio que genera al día la central de abastos se transformarán, a través de un proceso de molienda, hasta llegar a menos de un centímetro, sin gastar energía proveniente de hidrocarburos. Con este método se producirá abono orgánico, biogás y electricidad, además se alimentará el proceso, lo cual sólo se había logrado a una escala de laboratorio en diferentes universidades del país.

El diseño premiado por la Asociación Mexicana de Directivos de la Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico (ADIAT) consiste en la mejora de un biodigestor de Taiwan creado en 1980 y adaptado a México.

La innovación une el canal de alimentación con el de salida de biogás que funciona como una válvula reguladora de presión en el interior y expulsa el excedente de sustancia. “Los diseños tradicionales contemplan una entrada y salida de los residuos orgánicos y en la parte superior un escape de gases”, describe Gutiérrez Vargas.

Dicha mejora permite reducir 20 por ciento en costos de fabricación y 50 por ciento los gastos en instalación, además garantiza la producción de biogás en su totalidad.

El proyecto surgió de la necesidad de atender la demanda de energía limpia en pequeñas comunidades y Pymes, por ello Gas Verde se enfoca en diseñar biodigestores para comunidades rurales y trabaja con el gobierno del estado de Guanajuato a través de la Secretaria de Desarrollo Agropecuario y Rural para llevar sustentabilidad a las comunidades.

Gutiérrez Vargas comenta que en estas comunidades rurales se han enfocado en el ahorro de leña que los pobladores utilizan en la cocción de alimentos. “Al inicio, la gente no creía en el proyecto, no pensaban que era posible que sus residuos crearan energía; sin embargo, con los resultado obtenidos, el uso del biogás ha sustituido la leña y el gas LP en un 80 por ciento”.

El joven empresario e investigador busca hacer un efecto multiplicador a corto plazo a fin de atender más comunidades rurales y de forma paralela instalar biodigestores en la central de abasto de la ciudad de León y Celaya y extenderse a la región del bajío, hasta alcanzar la central de abastos de la Ciudad de México.

Cuando se inició la investigación en la Universidad de Guanajuato, Campus Irapuato hace ocho años, no se tenía el enfoque de ser una empresa, sino cumplir con un proyecto y una necesidad puntual de la sociedad. Poco a poco se logró mejorar y se consolido la idea y la tecnología en un modelo de negocio a través de la incubadora “Incuve” de la institución. “El nuevo diseño ha permitido construir equipos de 10 mil litros hasta de 700 mil como el de la central de abastos de la ciudad de Irapuato”.

En la actualidad Gas Verde cuenta con dos patentes, tres diseños industriales y tres modelos de utilidad. Ha obtenido el premio a la innovación del CONCYTEG, el reconocimiento BLIS de la UNAM y recientemente el WALMART-IBERO.

Gutiérrez Vargas asegura que se debe confiar en los jóvenes emprendedores de base tecnológica, porque “siempre se espera que llegue una empresa extranjera con alto renombre a solucionar un problema económico, social y ambiental; sin embargo, con este pequeño proyecto se demuestra que la ciencia básica y tecnología desarrollada en México es competitiva e igual en costos que la internacional”.

Por: Agencia ID

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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