El hecho de romper con alguien, no quiere decir que rompamos con nosotros mismos. Pero sí es cierto que muchas veces esa ruptura afecta a nuestra forma de percibirnos. “La autoestima es la opinión que tenemos de nosotros mismos y esta valoración puede verse influida por las circunstancias de una ruptura. Hay algunos comportamientos y actitudes que nos pueden complicar aún más el proceso, como no aceptar y negar las experiencias de malestar y los altibajos anímicos que puedan conllevar la ruptura, intentar forzarnos a olvidar, buscar las causas y analizar lo ocurrido sin la suficiente perspectiva o esperar a sentirnos bien antes de retomar nuestra vida”, asegura Raquel García Romeral, del Gabinete RgR.
Sobre esta idea opina también la sexóloga María Esclapez, añadiendo que otra cosa que debemos evitar es “machacarnos con ideas de inferioridad, victimismo o desesperanza, como por ejemplo: ‘si no me quiere él es que no me merezco que me quieran’, ‘no voy a encontrar a nadie como ella’ o ‘todos/as son iguales, nunca volveré a enamorarme’, o cualquier pensamiento de este tipo”.
En ese sentido, otro de los errores que podemos cometer es el de compararnos con las parejas o relaciones que tenga nuestro ex tras la ruptura. Aunque según la experta, para esto, también cada uno es un mundo, y es que “habrá personas para las que saber que hay un tercero o que su ex ya tiene otra pareja sea un alivio; otras para las que probablemente ambos sucesos sean apocalípticos y se depriman más todavía y otras para las que esto sea una motivación para salir adelante”.
Los errores que cometemos tras la ruptura
Obsesionarnos con pensamientos negativos no es lo peor que podemos hacer para fustigarnos, y es que muchas veces en ese momento de debilidad se cae en ciertas conductas negativas para nuestra salud, tanto mental como física. “Lo que siempre hay que evitar en estos casos es calmar la ansiedad del desapego emocional con excesos de alcohol (u otras drogas), comida y conductas que pongan en riesgo nuestra salud y nuestra seguridad física y psicológica”, destaca María Esclapez, “por ejemplo, irse de tiendas está bien, pero comprar compulsivamente para calmar la ansiedad, no”.
Sin ser tan autodestructivos, también hay errores en los que todos caemos, algunos como los que nos recuerda Raquel García. “Respecto al vínculo con el otro, se puede enconar el proceso de ruptura cuando se busca información a través de interrogatorios a amigos comunes o a través de redes sociales, cuando terminamos una relación de pareja pero no rompemos el contacto o cuando procuramos mantener una relación de amistad cuando aún hay sentimientos de atracción”.
Aprovechar para querernos más
La psicóloga del Gabinete RgR también pone de manifiesto que “para reorientarnos, además es importante no posponer nuestra vida a la espera de sentirnos del todo bien, poco a poco habrá que ir retomando las actividades e ir creando espacios de ocio y cuidado. En nuestra mano no está controlar qué sentimientos nos llegan a pesar de los pesares, pero sí el continuar con nuestra vida para no perder el norte después de una ruptura”.
Por su parte, María Escaplez no deja de recalcar que “un proceso de duelo emocional siempre es un reto en sí mismo. Querer avanzar sin estancarse es la clave. Esto para algunas personas es pan comido, todo lo contrario que para otras, que se resisten al cambio”. Y es que “da igual que esa relación haya durado tres meses o veinte años, una parte nuestra, la más emocional, se va con esa persona, de ahí que sintamos como una especie de vacío interior irreemplazable, por un tiempo determinado. Por eso, al proceso de recuperación que viene después se le denomina duelo, igual que cuando fallece alguien amado”.
Su recomendación pasa por llenar esos vacíos con tiempo que ocupemos en nosotros mismos, en mimarnos, con cosas como “descubrir otros posibles hobbies, darse un buen cambio de imagen, comprarse algunos caprichos, ir a eventos y fiestas que nos brinden la oportunidad de poder conocer gente nueva, escribir un diario, apuntarse a talleres, cursillos de formación (volver a estudiar, incluso), y en definitiva, hacer todo aquello que nos apetezca, nos entretenga y nos ayude a superar el bache (siempre con cabeza)”.
No hay que olvidar que la famosa frase de Elvira Sastre nació precisamente de un momento de inspiración para quererse a sí misma, haciendo lo que más le gustaba: escribir. Y es que en su opinión “más que distraernos y pensar en otra cosa, la ruptura debemos asumirla, debemos hacerle frente, para así superarlo de una manera más sana y no dejar un rastro de fantasmas detrás”.
Fuente: El País