Miles de residentes del norte chileno amanecieron el jueves en las calles, aterrados por un terremoto de magnitud 8,3 seguido de unas 30 réplicas que remeció el centro norte del país, causó 10 muertos y obligó a evacuar a más de un millón de personas.
Las autoridades levantaron la alerta de tsunami en toda la zona afectada aunque mantuvieron la suspensión de la actividad escolar.
La presidenta Michelle Bachelet, quien viajó al norte y tiene previsto recorrer en las próximas horas algunas de las zonas más afectadas, dijo que la participación del gobierno en las actividades conmemorativas de la independencia se limitará al oficio religioso y desfile militar del sábado. Anticipó que no participará en la tradicional inauguración de las fondas -locales de baile y comidas_donde se celebran las fiestas patrias.
Destacó la buena construcción de las edificaciones chilenas, que evita muchas muertes al resistir los fuertes terremotos, y la celeridad con que la población evacuó el borde costero. Recordó, al igual que expertos, que el de Chile es el segundo más fuerte en lo que va del año, el anterior fue el de Nepal, en mayo, que con una magnitud de 7,9 mató más de 7.500 personas.
Illapel, 280 kilómetros al norte de Santiago, el puerto de Coquimbo y la vecina localidad de Tongoy, 430 kilómetros al norte, fueron las zonas más afectadas por el terremoto y el posterior tsunami que en la caleta de Tongoy penetró 500 metros tierra adentro. El gobierno las declaró zonas de catástrofe para facilitar el envío de fondos.
El alcalde de Illapel, Denis Cortés, dijo a The Associated Press que «la locomoción paró debido a los derrumbes, tenemos muchos cables cortados, muros caídos, el cementerio en partes destruido y muchas tumbas abiertas por lo cual tenemos una emergencia sanitaria».
Cortés estimó que unos 10.000 de sus 35.000 habitantes resultaron afectados.
Estábamos preparados para recibir nuestras fiestas patrias. (Era) una ciudad embanderada, a punto ya de iniciar un campeonato de cueca (el baile típico chileno). Y minutos antes de empezar, teniendo nuestra plaza llena, llegó el terremoto y se transformó en un tema de histeria… Mucha gente desmayada, un caos total», dijo el alcalde.
Con la luz del nuevo día empezaron a aparecer daños en todo el borde costero que el miércoles por la noche no se apreciaban.
El sismo se produjo en el Pacífico a las 19.54 (2254 GMT), con epicentro 280 kilómetros (173 millas) al norte-noroeste de Santiago y a 55 kilómetros (34 millas) al oeste de Illapel. Tuvo una profundidad de cinco kilómetros (3,1 millas), según sismólogos estadounidenses.
El ministro del Interior, Jorge Burgos, elevó a media mañana la cantidad de víctimas mortales de ocho a diez personas, una cifra que calificó de «baja, muy baja» en relación con otros «fenómenos de esta magnitud». Uno de los fallecidos es un hombre que permanecía como desaparecido en el norte.
Periodistas de AP que viajaron a Illapel vieron viviendas desmoronadas, con los techos hundidos y boquetes en las paredes.
Manuel Moya, de 38 años, y su esposa durmieron en la calle, frente a su casa completamente destruida.
«Yo pensé que era el fin del mundo y que íbamos a morir todos. Esto no pasaba, no pasaba. Dicen que fue magnitud 8, pero se sintió como 10», dijo.
«Fue daño total, pero gracias a Dios estamos vivos», agregó recordando que, en el momento del sismo, veía la televisión con su esposa. La sacudida rompió un muro a través del que podían ver partes de la ciudad.
En la ciudad de Coquimbo el agua penetró unos 70 metros (76 yardas) hacia zonas pobladas. En el balneario de Concón, 130 kilómetros (80 millas) al noroeste de Santiago, las primeras olas del tsunami también ingresaron hacia la ciudad, informó su alcalde Oscar Sumonte y en Tongoy las olas avanzaron unos 500 metros sobre la caleta.
El sismólogo Sergio Barrientos precisó que el movimiento de las placas tectónicas de Nasca y Sudamericana provocó una ruptura de unos 200 kilómetros, lo que hace presumir que habrá muchas más réplicas.
El desalojo de la población fue el mayor en el borde costero decretado desde el terremoto del 1 de abril de 2014, que afectó Iquique, Antofagasta y otras ciudades del norte. Chile tiene más de 4.000 kilómetros de costa.
En Santiago no se ha informado de daños y todos los servicios funcionan con normalidad.
Este es lo que algunos expertos llaman «terremotos mentirosos», ya que la oscuridad no permite ver los daños sino hasta que amanezca. El último terremoto de gran magnitud en el país se registró en el centro-sur en 2010 y dejó medio millar de muertos.
Chile es una de las naciones más sísmicas del mundo por ubicarse en el llamado cinturón del Pacífico y la mayoría de sus edificaciones están diseñadas para soportar fuertes movimientos telúricos. Su población sabe cómo reaccionar ante ellos, por lo que quienes viven en el borde costero evacuan de inmediato hacia zonas altas.
Fuente Excélsior