DAMASCO, 16 de julio.— La Cruz Roja Internacional anunció ayer que a su juicio el conflicto en Siria es ya una guerra civil, lo cual significa que el derecho humanitario internacional se aplica en todo el país.
La evaluación hecha por el Comité Internacional de la Cruz Roja es una referencia importante que permite a las partes de un conflicto determinar qué cantidad y qué tipo de fuerza pueden o no usar.
El portavoz del CICR, Hicham Hassan, dijo en Ginebra que el derecho humanitario se aplica ahora en cualquier lugar que ocurran hostilidades en Siria, donde los combates se han propagado más allá de los puntos más conflictivos de Idleb, Homs y Hama.
El derecho humanitario internacional otorga a las partes de un conflicto el derecho de usar la fuerza apropiada para lograr sus objetivos. Pero los ataques a civiles y el maltrato o muerte de detenidos pueden constituir crímenes de guerra.
En tanto, Siria negó ayer las afirmaciones de la ONU de que fuerzas gubernamentales emplearon armas de grueso calibre durante una operación militar que ha generado una amplia condena internacional contra el régimen del presidente Bashar al-Assad.
El portavoz de la cancillería, Jihad Makdissi, dijo que la violencia del jueves no fue una masacre, sino una operación militar contra combatientes armados que habían tomado control de la aldea de Tremse.
“Lo que sucedió no fue un ataque contra civiles”, le dijo Makdissi a reporteros en Damasco. “Lo que ha sido dicho del uso de armas de grueso calibre es infundado”.
Pero la ONU ya implicó a las fuerzas de Al-Assad en el ataque. El jefe de la misión observadora de la organización dijo el viernes que monitores estacionados cerca de Tremse vieron al ejército emplear armas pesadas y helicópteros artillados.
En una nota dirigida al Consejo de Seguridad de la ONU, el mediador Kofi Annan denunció el uso en Tremse “de artillería, de tanques y de helicópteros”, confirmado por los observadores de las Naciones Unidas, y estimó que se trataba de una violación del plan de paz oficialmente aceptado por Damasco.
El sábado, observadores de la ONU que investigan las muertes encontraron charcos de sangre en casas, así como balas y proyectiles de morteros y de artillería, lo cual añade detalles a lo que los activistas opositores consideran uno de los acontecimientos más sangrientos desde el inicio de la sublevación en el país.
Según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en Londres, más de 150 personas, entre ellas decenas de rebeldes, murieron el jueves en Tremse.
La violencia dejó ayer por lo menos 105 muertos, cinco de ellos en Damasco, según el OSDH.
La capital siria vivió ayer los combates “más violentos” desde el inicio de la revuelta popular en ese país, afectando a diversos barrios de la ciudad, afirmó el OSDH.
Por su parte, tras los bombardeos intensivos de los últimos días, varios residentes de Al Qusayr, una ciudad fronteriza con Líbano controlada desde hace meses por el Ejército Sirio Libre (ESL), excavaron refugios en sus casas y comercios.
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