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Policiaca

Extraditan a EU a ‘El Bellaco’, operador de los Beltrán Leyva

Un operador del Cártel de los hermanos Beltrán Leyva, identificado como Agustín Flores Apodaca, alias “El Bellaco”, fue extraditado a Estados Unidos en cumplimiento a una solicitud de ese país, en donde enfrenta cargos por la comisión del delito de asociación delictuosa de narcotráfico.

La Procuraduría General de la República (PGR) informó que el extraditado fue entregado a las autoridades de ese país a través de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).

Se indicó que una vez agotadas las etapas del proceso de extradición, “El Bellaco” fue trasladado a las instalaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en donde fue entregado a elementos del Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) para ser puesto a disposición de la autoridad judicial que lo reclama.

La PGR reiteró sus esfuerzos para abatir los espacios de impunidad, haciendo manifiesta la estrecha colaboración entre México y Estados Unidos en materia de procuración de justicia.

Flores Apodaca tenía pendiente una orden de arresto en el Distrito de Columbia, además de que era buscado por Agencia Antidrogas estadunidense (DEA, por sus siglas en inglés).

El operador del Cártel de los hermanos Beltrán Leyva enfrenta acusaciones y un proceso judicial por su presunta responsabilidad en la distribución y transportación de droga.

De acuerdo con las investigaciones de la Corte del Distrito de Columbia, “El Bellaco” era el responsable de las operaciones de trasiego de drogas, como metanfetaminas, mariguana y cocaína en la zona de Guasave y Los Mochis, Sinaloa.

En otras investigaciones también se establece que Flores Apodaca era el encargado de traficar cocaína colombiana hacia México, para posteriormente entregarla a distribuidores en California, Washington, Utah, Nueva York y Florida.

“El Bellaco” fue detenido en México el 20 de julio de 2012, por elementos de la Policía Federal, en el momento que se encontraba en posesión de un fusil de asalto de los llamados «cuerno de chivo», cartuchos útiles y una granadas, en Sinaloa.

Fuente Excélsior

Policiaca

Asesinato de Jasiel Giovanny: crecen las sospechas de un segundo implicado

El trágico caso del pequeño Jasiel Giovanny, cuyo cuerpo fue hallado en un baldío cercano al fraccionamiento San Agustín, sigue generando indignación y dudas. Aunque el padrastro del menor, Abraham Alejandro F.D., ya fue imputado y recluido por el crimen, nuevas versiones han fortalecido la hipótesis de que no actuó solo.

Un elemento clave ha avivado la sospecha de que una segunda persona participó en el asesinato o, al menos, en el ocultamiento del cuerpo: durante la búsqueda inicial del niño desaparecido, voluntarios y policías recorrieron el mismo terreno donde luego fue encontrado sin que detectaran señal alguna. Esto ha llevado a pensar que el cadáver fue colocado allí después, posiblemente por un cómplice.

Mientras la atención mediática ha girado en torno al debate sobre el lugar de reclusión de Abraham Alejandro —quien fue enviado al Cereso Femenil debido a su identidad de género—, la investigación parece haber dejado cabos sueltos que podrían ser cruciales. La Unidad de Personas Ausentes fue fuertemente señalada por presuntas omisiones, aunque otros grupos dentro de la Fiscalía lograron recuperar el caso a tiempo.

En las audiencias judiciales ya se han expuesto antecedentes de maltrato por parte del padrastro, lo que refuerza su vinculación al crimen. Sin embargo, tanto familiares como ciudadanos han señalado públicamente que alguien más debió intervenir, sobre todo por el modo en que se dio con el cuerpo: casi 20 horas después de la denuncia, en un lugar previamente inspeccionado.

A pesar de la gravedad del caso, la Fiscalía ha ofrecido información limitada, justificando la reserva con la protección de los derechos del menor. Pero más allá de la legalidad, la presión social exige resultados claros. El crimen de Jasiel no solo ha conmovido a su entorno inmediato, sino que ha generado un reclamo generalizado de justicia y de transparencia total en el proceso.

Si hay otra persona involucrada, la autoridad deberá actuar sin titubeos. Y si no la hay, la sociedad merece conocer todos los elementos que llevaron a esa conclusión. Por ahora, la herida sigue abierta y la confianza en las instituciones aún está en juego.

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