Pilar, aterrada, pensó aquel día de mayo que iba a morir. Mientras sus dos hijos varones absorbían la violencia de los golpes y los insultos, a ella le caía la noche. Su esposo, con quien vivía desde hace seis años de matrimonio, la arrastraba por las escaleras. Hace tres años comenzaron las agresiones físicas.
Pilar tiene 26 años. Es de Aguascalientes. Como 63 de cada 100 mujeres en México, mayores de 15 años, ha padecido distintos tipos de violencia, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, realizada por el INEGI en 2011.
Ella cree que, cuando se habla de violencia hacia las mujeres, cada caso es diferente. En el suyo, se enamoró “muy fuerte”, empezó a ceder en muchos ámbitos de su vida cotidiana y, ya inmersa en el terror, por vergüenza y miedo no se atrevió a dejarlo.
Su esposo es abogado. Nació en una familia disfuncional, donde sufrió carencias de todo tipo, y vio cómo su madre fue golpeada.
Pilar representa apenas uno de los 7 mil 411 casos de violencia contra las mujeres que se tienen registrados en 2014, en la base de datos del Banco Nacional de Datos e Información sobre Violencia contra las Mujeres.
Pilar y su esposo tienen dos hijos. El grande tiene cuatro años y el pequeño un año y 10 meses.
Como desde hace tres años, la tarde noche de aquel día de mayo, su esposo volvió a golpearla.
A la mañana siguiente, ella se llevó a sus hijos al Centro de Desarrollo Infantil, donde pidió ayuda. De ahí, la canalizaron al refugio Fundación Mujer Contemporánea.
Pilar sólo quiere pronunciar su nombre. Guarda los apellidos. Denunció a su esposo y está abierto el proceso legal. Quiere divorciarse y la patria potestad de sus hijos.
Como millones de mujeres en este país, ha sufrido múltiples violencias: psicológica, emocional, física e, incluso, sexual.
– Pilar, desde hace tres años tu esposo te golpea. Tu hijo el menor, sin embargo, tiene apenas un año diez meses. ¿Por qué decidiste tener un segundo hijo con él?
– No fue decisión mía, desafortunadamente. Él me obligo. Me tomó a la fuerza y así fue como se dio.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la violencia contra las mujeres es un problema de salud pública en el ámbito mundial de proporciones epidémicas, porque impacta sobre la salud física y mental de las mujeres, ya que el daño puede ir desde los huesos rotos hasta complicaciones vinculadas a los embarazos, problemas mentales y un deterioro en el funcionamiento social.
En el refugio Fundación Mujer Contemporánea, Pilar se ha reencontrado. Llegó muy mal, “totalmente perdida”. Llegó sintiéndose mal de salud y emocionalmente. Se ha dado cuenta que mujeres como ella pueden salir adelante solas.
Fuente El Financiero