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Julián Leyzaola acusa a Enrique Serrano de proteger al sicario que lo intentó matar

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Después del 8 de mayo del año pasado he vivido lo que vive cada persona que es víctima de una agresión, y me doy cuenta de la impotencia, del enojo que se siente cuando hay autoridades tan corruptas, tan indolentes, tan apáticas, cómplices de criminales.

Así describió Julián Leyzaola Pérez, candidato a la alcaldía de Tijuana por el Partido Encuentro Social (PES), su estado de ánimo un año después del atentado que sufrió en Ciudad Juárez, Chihuahua, que lo dejó en silla de ruedas.

En un video, dijo que el hombre que le disparó le advirtió que era un mensaje “del dire Reyes”, en referencia al entonces director de la policía municipal juarense, Jesús Antonio Reyes.

El que me agredió cometió el error de decirme porque pensó que me iba a matar, pero quedé vivo y lo pude publicar, aunque nunca se lo he podido decir a una autoridad (para) que actúe.

El entonces acalde Enrique Serrano, hoy candidato a gobernador, le dio protección, señaló el ex secretario de seguridad pública de Ciudad Juárez y de Tijuana.

Insistió: “El que me agredió me dijo directamente que venía de parte del director Reyes, quien me relevó en Ciudad Juárez. Puedo decir que a me agredió la propia autoridad.

He sido testigo de esta corrupción y me siento asqueado, decepcionado, de tener estas autoridades en México, dijo.

–¿Hacia dónde apunta esta investigación, si la hay?

–Ya estuve trabajando en el gobierno municipal. Me di cuenta del involucramiento de las autoridades en actividades, por lo menos en la protección, en la tolerancia de actividades criminales. Nunca creí que eso me fuera a afectar tanto directamente, pero me afectó al final.

–¿Qué espera usted?

–Si con (el gobernador César) Duarte no se procedió contra este malandrín protegido por Enrique Serrano, si él llega a gobernador el que hoy es director de seguridad pública seguramente será fiscal del estado o algo así. Es triste.

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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