Hoy se celebra el Día Mundial de la Hipertensión, aunque es una enfermedad de la que escuchamos comúnmente, aún hay muchas dudas tan básicas que van desde qué es hasta cuáles son los síntomas.
De acuerdo a la información presentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hipertensión es un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede llegar a dañarlos. Cuando el corazón late se encarga de enviar sangre a todas las partes del cuerpo. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las arterias al ser bombeada por el corazón. Si la tensión es alta, el corazón necesita realizar un esfuerzo extra para bombear la sangre.
Lo ‘normal’ según la OMS, es que los adultos tengan una presión de 120 mm Hg (tensión arterial sistólica) cuando el corazón late y de 80 cuando éste se relaja. Cuando alguno de estos dos número se eleva, se considera que la presión es alta. Lo preocupante de este padecimiento es que no tiene síntomas, de ahí que se le conozca como el asesino silencioso. Sólo cuando la presión es muy alta pueden llegar a presentarse síntomas como dolor de cabeza, dificultad para respirar, mareos o hemorragias, pero no siempre se hacen presentes.
¿Por qué es peligroso el aumento en la presión?
La hipertensión puede desencadenar otras enfermedades cardiovasculares. Además, el alza en al presión arterial pone en riesgo al corazón y a los vasos sanguíneos de órganos principales como el cerebro y los riñones. Si no se controla puede provocar un infarto miocardio, ensanchamiento del corazón y, a la larga, insuficiencia cardíaca.
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¿Cómo se puede prevenir?
Lo ideal es que periódicamente midas tu presión, para conocer los valores reales. Además, la OMS recomienda:
Tener una dieta saludable. Ten una nutrición adecuada, que balancee los grupos alimenticios y sea baja en sal. Además, debes tratar de reducir al máximo la ingesta de grasas, en especial las saturadas.
Evitar el alcohol. La ingesta de bebidas alcohólicas no debe superar una bebida al día, pero lo ideal es no beber ninguna.
Hacer ejercicio. Realizar actividad de forma regular, al menos 30 minutos al día, significará un cambio positivo en tu salud. Cuando pierdes peso se reducen las posibilidades de ser hipertenso.
Manejar el estrés. Medita y mantén relaciones positivas, el estrés también está relacionado con el aumentos de la presión.
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