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México

Margarita Zavala apoya la Ley 3 de 3, pero esconde su riqueza

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Conforme a sus declaraciones patrimoniales, la riqueza de Calderón y Zavala se cuadruplicó en el sexenio: De 7.4 millones de pesos, en 2006, pasó a 17.8 millones de pesos en 2012.

Margarita Zavala afirma respaldar el Sistema Nacional Anticorrupción y la iniciativa Tres de Tres, pero como aspirante presidencial se niega a hacer públicas sus declaraciones patrimonial, fiscal y de intereses.

Desde que organizaciones civiles promovieron la iniciativa Tres de Tres, en febrero, la esposa de Felipe Calderón anunció en su colaboración de El Universal, el 8 de febrero, que ella ya la había firmado y llamó a imitarla.

“Esta es una gran oportunidad para comenzar a sacar a México de esta larga noche de corrupción y cinismo”, escribió la esposa del antecesor de Enrique Peña Nieto, pero no ha sido congruente con su proclama de transparencia.

Pese a que es confesa aspirante a la candidatura presidencial del Partido Acción Nacional (PAN) o por la vía “independiente” si es derrotada en su partido, Zavala Gómez del Campo se ha resistido a presentar su Tres de Tres, como ya lo hizo Ricardo Anaya, su correligionario y también prospecto presidencial.

Zavala nunca ha presentado públicamente su relación de bienes ni antes ni después de su último cargo público (diputada federal de 2003 a 2006) y su marido, Felipe Calderón, dejó de hacerla pública en 2013, tras entregar la Presidencia de la República a Peña.

Desde diciembre de 2012, Calderón y Margarita viven de la pensión mensual vitalicia del primero, que asciende a 205 mil pesos mensuales; ocupan un número indefinido de militares del Estado Mayor Presidencial (EMP), vehículos terrestres y aéreos, así como servicios médicos  de manera gratuita.

Conforme a sus declaraciones patrimoniales, la riqueza de Calderón y Zavala se cuadruplicó en el sexenio: De 7.4 millones de pesos, en 2006, pasó a 17.8 millones de pesos en 2012.

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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