A cuántas no nos ha pasado que apenas llevamos 2 o 3 días después de la quincena y ya no tenemos dinero o tenemos el dinero exacto para terminar la semana, pero para la siguiente no sabemos qué haremos. Muchas veces culpamos a nuestras deudas y a nuestro bajo sueldo de este problema.
Sin embargo, más que culpar y llorar nuestra situación, debemos empezar a analizar nuestros hábitos o lo que hacemos con nuestro dinero. Por ejemplo muchas tenemos gastos “inofensivos” que arruinan nuestra quincena, pero preferimos no aceptarlo y en vez de eso los justificamos con que son “gastos muy bajos”, aunque un gasto es un gasto, sin importar la cantidad que sea.
Aquí te tenemos una lista de los gastos “inofensivos” que muchas veces arruinan nuestra quincena, y que podríamos modificar si queremos mejorar nuestra economía. Así que toma nota.
1. Mantenerte hidratada: El agua es la mejor manera de mantenernos hidratadas y en esta época de calor es primordial, sin embargo, hay quienes compran diario una botella de agua, cuando muy bien podrían llevar una botella de plástico y rellenarla a diario.
Si tú eres una de esas, es mejor que empieces a cambiar ese hábito pues además de afectar tu bolsillo estás afectando al ambiente con cada botella que deshechas.
Mejor ve al súper y elige una linda botella de plástico en la cual puedas transportar todos los días tu agua. Y si tú eres amante de las aguas “con sabor” entonces horas antes o por la noche agrégale a tu agua pedacitos de fruta, mantenlo en la nevera hasta que te vayas. Te encantará su delicioso sabor.
2. Tu dosis de cafeína diaria: Por supuesto que muchas necesitamos nuestra taza de café para sobrevivir, pero ese no es pretexto para comprar café en una cafetería todos los días. Si tanto te gustan los cafés “cool” mejor invierte en una cafetera que tenga esa modalidad, verás cómo esa compra se convierte en una de las mejores inversiones. O bien, puedes seguir comprando tu café en la cafetería que tanto te gusta pero con menor frecuencia.
3. Comer todos los días fuera de casa: Este es uno de los gastos que muchas veces justificamos como un gasto considerable, sin embargo, este afecta considerablemente tu bolsillo. Además este “hábito” ayuda a que te mal alimentes pues al final terminas comiendo comidas llenas de grasas y azucares.
Lo mejor para tu salud y economía es intentar aunque sea dos o tres veces por semana cocinar, y no tienen que ser platillos súper elaborados, puedes hacer una rica ensalada, algún tipo de carne a la plancha acompañado de arroz o verduras, etc.
4. Recargas de celular: Ponerle tiempo aire al celular puede resultar costoso. Quizás no lo sientas si le pones 20, 50 o 100 pesos, pero ¿cuántas veces a la quincena lo haces? Si utilizas bastante el celular quizás te convendría más contratar un plan. Analiza tu presupuesto y mira las distintas opciones que hay en el mercado, no te dejes llevar por las “promociones” que te ofrecen.
5. Tu transporte: Tomar taxi o recurrir a apps como Uber cuando se te hace tarde o sientes flojera, es un gasto que puede afectar demasiado. Sólo piensa en cuántas veces lo haces, y la frecuencia con la que lo tienes contemplado como “un gasto inofensivo”.
Si no cuentas con auto, mejor acuéstate temprano para que no se te complique tanto el levantarte y puedas salir con tiempo. O bien, puedes averiguar si alguna compañera o compañero pasan cerca de donde tú vives y ponerte de acuerdo con él o ella. Entre los dos pueden pagar la gasolina de la semana y así salen beneficiados ambos.
6. No saber decir ¡No!: Muchas parecemos no saber decir no y por esto muchas veces terminamos endeudadas y mal económicamente. Dejarse convencer por los amigos para salir o comprar algo que se sale de tu presupuesto es lo peor que puedes hacer pues al final quien se la va a pasar mal serás tú.
Sí, en ocasiones puede ser difícil decirle que no a un amigo, pero si es tu amigo entenderá tu situación y no te presionará o buscará una solución, si quiere pasar un rato divertido contigo puede organizar una reunión en su casa o tal vez esperar a que tú cuentes con algo de dinero. Aprender a decir que no puede ayudarte más de lo que imaginas.