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México

Estados Unidos quiere menos ganado mexicano

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La recuperación del hato ganadero en Estados Unidos tras una fuerte sequía ha motivado una caída en los precios internacionales del ganado en pie y un descenso en las exportaciones de México.

Los precios del ganado en pie cayeron 19.6% en julio de este año a 627.6 dólares por cabeza. En el mismo mes de 2015, se pagaban 771.1 dólares por cabeza.

Por su parte, el volumen de cabezas exportadas desde México cayó 23.1% en julio frente al mismo mes del año anterior, según datos de Mexican Beef, una organización que agrupa a empresas del sector.

“El ganado lo están vendiendo en México, eso hace que haya más abasto de ganado de buena calidad, y seguramente está pagando mejor el engordador que el exportador”, dijo a Expansión Juan Carlos Anaya, director general de la firma Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA). El experto espera que esta tendencia se mantenga en los próximos meses.

El hato ganadero de Estados Unidos se ha ido recuperando tras una fuerte sequía que disminuyó el número de cabezas.

El inventario de ganado de ese país alcanzó 92 millones de cabezas en enero de este año, un aumento de 3% frente a las 89.1 millones de cabezas registradas en el mismo mes de 2015, según cifras del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
Ello motivó a que Estados Unidos demandara menos cabezas de ganado de México, por lo que muchos productores optaron por colocarlas en el mercado nacional.

“Ese ganado está encontrando mercado en el mercado nacional”, dijo Anaya.

Estados Unidos importa ganado para engorda principalmente de México y Canadá por su cercanía geográfica. Usualmente, el ganado mexicano tiende a ser más ligero de peso porque es engordado en ese país.

Para este año, USDA estima que México exportará 1.12 millones de cabezas, una cifra inferior a las 1.21 millones de cabezas de 2015.

 

 

 

Expansión

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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