El jefe de Endocrinología del Hospital de Especialidades del IMSS en Jalisco, Miguel Escalante Pulido, dijo que la hipercolesterolemia o colesterol elevado es una condición de alta prevalencia presente en 46 por ciento de la población de México.
Añadió que de acuerdo a la más reciente Encuesta Nacional de Salud se muestra una tendencia ascendente sobre todo en el rango de 20 a 29 años.
Destacó que se trata de una situación preocupante, toda vez que la hipercolesterolemia es el principal antecedente de infartos al miocardio.
“En términos generales, la encuesta arrojó que la gente en México tiene elevado el llamado colesterol malo y muy bajo colesterol bueno, por lo que las probabilidades de sufrir infartos es muy importante por este motivo”, apuntó.
Señaló que este trastorno es ligeramente mayor en hombres en comparación con las mujeres, hasta 5 por ciento más, “la elevación de este lípido se asocia a tres factores: la alimentación rica en grasas, la falta de actividad física y la genética”.
Comentó que junto a estos factores, la edad juega un papel fundamental en el incremento de esa sustancia, “a partir de los 40 años el metabolismo se hace más lento y entre otras consecuencias hay mayor colesterol libre circulante”.
Expresó que los niveles altos de colesterol repercuten en varios sistemas, sobre todo el endotelial, “esto es, el recubrimiento interno de venas y arterias”.
“Cuando hay colesterol libre persistentemente elevado contribuye a que se pegue en el sistema vascular y desencadene un proceso inflamatorio, que promueve fenómenos de coagulación y a la larga son placas ateromatosas en coronarias, las cuales son espacios muy pequeños que irrigan el corazón y la final es un infarto”.
Subrayó que cuando se forman placas de grasa en los vasos sanguíneos (ateromas), es muy difícil deshacerlas, “sin embargo, con cambios en estilos de vida, sobre todo en la alimentación, y procurar que sea baja en grasas, además de la práctica periódica de actividad física, se logra reducir en 30 a 40 por ciento el riesgo cardiaco”.
Explicó que en condiciones normales, el colesterol es fuente de síntesis hormonal a nivel de suprarrenales y gónadas (estas últimas involucradas en la reproducción) y participa en la concentración de calcio, fundamental para el desarrollo de huesos y músculos.
“Sin olvidar que todas las membranas de nuestras células están recubiertas de lípidos y buena parte de ellos es el colesterol, de ahí que, tanto su falta como su incremento son riesgosos para un adecuado funcionamiento orgánico”.
Indicó que los lácteos enteros y sus derivados, sobre todo los quesos añejos, así como las carnes rojas, al igual que mariscos, huevo, mayonesas y vísceras, constituyen importantes fuentes de esa molécula.
Aconsejó su consumo moderado, así como la inclusión de frutas y verduras en la dieta diaria, sin omitir realizar al menos 30 minutos de actividad física por día.
Recomendó un chequeo periódico desde los 18 años “y de salir normal, esto es de 200 o menos miligramos de colesterol por decilitro de sangre, repetir el estudio cada cinco años”.
“En tanto que si hay alteraciones, los análisis deben hacerse anualmente, sobre todo en personas obesas, con diabetes, hipertensión y de más de 40 años, ya que estos factores incrementan la posibilidad de manejar cifras elevadas del citado lípido”, concluyó.
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