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Opinión

El Comentario Obligado: Peña y Trump, por Caleb Ordóñez T.

¿Te enoja la reunión entre Trump y Peña? ¿Te hace sentir mal? Millones de mexicanos sienten lo mismo.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez T.

Por Caleb Ordóñez Talavera

Ver a Donald Trump al lado del presidente mexicano es lo más irreal que ha pasado en año en México. Trump hizo una jugada maestra, utilizó para sus propósitos electorales a nuestro país. Le demostró al mundo que él puede ir más allá de todo límite, peor aún es que no teme a nada, eso nos hace menos, nos demerita como nación.Nos humilla.

De peña Nieto y el magnate ya se dijo mucho, lo tanto que repudiamos sus conferencia de prensa, sus discursos cuadrados y a todas luces falsos.

El nuevo fracaso del presidente peor evaluado de la historia moderna de éste, el país de ellos, el país utilizado como bandera política una y otra vez, la nación dolida y llena de reclamos ahogados, gritos desesperados y silencio. Jamás, nadie podría explicarnos que hizo el hombre que nos odia pisando nuestro territorio y siendo tratado como huésped distinguido.

Nunca podrá nadie, mostrar algo distinto a la derrota en todos los sentidos.

Siento pena por los miles de trabajadores del gobierno federal, porque estoy seguro que la gran mayoría de ellos trabaja con aplomo y fuerza para ayudar a su país… Pero ¿qué pasa en la presidencia de la República? ¿A quien defiende? ¿A quién se debe?

Aunque deberíamos de pensar positivamente, luego de las imágenes más desastrosas del gobierno peñista y sobretodo al ver como nuestro gobernante se humilla al defender al odiado personaje, luego de eso… debemos estar preocupados y mejor aún, ocupados, pues hoy en día no podemos estar seguros de que es el presidente la figura política que nos represente a la mayoría, ni siquiera a un puñado de mexicanos que buscamos lo mejor para este país. Hemos entendido que el mayor enemigo de México no es un norteamericano lleno de egocentrismo desmedido, sino quizá el ocupante de los Pinos.

A quien debemos, lamentablemente, tener.

Ya nadie está a salvo.

Opinión

El G20: ¿Progreso real o más promesas vacías? Por Sigrid Moctezuma

Hablar del G20 es hablar de una oportunidad única: una reunión que pone sobre la mesa problemas que afectan directamente nuestras vidas, como la pobreza y el cambio climático. Pero, ¿Estamos realmente avanzando o seguimos atrapados en las buenas intenciones?

En pleno 2024, más de 700 millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día, y el cambio climático sigue empujando a millones al borde de la desesperación. Según la FAO, en 2023 hubo un aumento alarmante de 122 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria debido a conflictos y fenómenos climáticos extremos. Estas cifras no son abstractas; son vidas humanas, historias de lucha diaria que rara vez llegan a los titulares.

Erradicar la pobreza no es simplemente “dar más dinero”. Se trata de atacar la raíz del problema: desigualdades históricas y estructuras económicas que privilegian a unos pocos. Por ejemplo, los países del G20 representan el 85% del PIB mundial, pero también son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una contradicción enorme: quienes tienen más recursos para ayudar son también quienes más contribuyen al problema.

También es fácil hablar de «transición energética» y «economía verde», pero ¿Qué significa esto para alguien que perdió su casa por un huracán? En México, por ejemplo, los desastres naturales generaron pérdidas económicas por más de 45 mil millones de pesos en 2023. Y mientras tanto, los países más contaminantes siguen retrasando acciones contundentes, como reducir su dependencia de los combustibles fósiles. ¿Por qué? Porque aún les resulta más barato contaminar que invertir en soluciones sostenibles?.

¿Qué se debería hacer?

Las soluciones están claras, pero falta voluntad política. El G20 propone algunas ideas interesantes: redistribuir recursos, apoyar economías locales y fomentar la innovación tecnológica para reducir desigualdades. Pero todo esto suena a más promesas, a menos que veamos medidas concretas. ¿Dónde están los fondos para las comunidades más vulnerables? ¿Por qué no se prioriza la educación y la formación laboral en zonas desfavorecidas?

Como sociedad, necesitamos exigir que las grandes cumbres dejen de ser solo escenarios de fotos grupales. Los líderes globales deben recordar que detrás de cada estadística hay una persona que sufre, pero también que sueña con un futuro mejor. Si no empezamos a construir ese futuro ahora, ¿cuándo lo haremos?

El G20 no es la solución mágica, pero puede ser un catalizador. Si los compromisos se traducen en acciones reales, estaremos un paso más cerca de un mundo más justo. Si no, solo estaremos alimentando un ciclo de discursos vacíos que poco tienen que ver con las necesidades reales de la gente.

¿Qué opinas tú? ¿Crees que estas cumbres realmente cambian algo o son puro espectáculo?

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