Desde que llegó a la Casa Blanca, Ivanka Trump no ha puesto ninguna cortapisa a todos los exabruptos emitidos por su padre en contra del pueblo mexicano. Sin embargo, a la hora de la verdad, cuando las cámaras vuelven a las redacciones, una latina es parte esencial de su vida. Mientras sigue siendo inexplicable por qué Donald Trump gasta un tono de piel digno de haber engullido un kilo de zanahorias, la mano que mece el tocador de su hija sigue acaparando titulares. Alexa Rodulfo es la maquilladora y peluquera de confianza de la “Primera Hija” desde hace más de una década y “el secreto mejor guardado de la alta sociedad de Nueva York”, según Le Figaro. Hace tiempo que Rodulfo está detrás de los maquillajes de personalidades como Carolina Herrera o Lauren Santo Domingo, pero ha sido tras la elección del nuevo presidente de Estados Unidos, cuando su nombre ha despertado verdadero interés mediático: ¿cómo es posible que una mexicana se haya convertido en la mano derecha de la hija de Trump?
“Trabajo con Ivanka desde hace unos 13 años. Nos conocimos porque un grupo de amigas me contrataron para maquillarlas para una gala en el Jardín Botánico de Nueva York. En ese grupo estaba Ivanka y ahí comenzó nuestra relación de trabajo, que con el tiempo se transformó en un vínculo muy fuerte que me ha permitido acompañarla en grandes ocasiones de su vida”, cuenta la maquilladora a S Moda. Lejos del secretismo que a priori podría suponer ser asesora y amiga de una figura clave en la Casa Blanca (Ivanka ya cuenta con despacho propio), Rodulfo comparte en su perfil de Instagram infinitas instantáneas de los maquillajes y peinados que crea para ella. Tampoco escatima en detalles sobre su cercana relación con la hijísima en el blog que edita para Hola México. “A lo largo de estos años trabajando con Ivanka se ha labrado un camino de amistad y gran admiración. En las mañanas, mientras estoy peinándola, tiene puesto el canal de noticias y está en su ordenador revisando correos con el teléfono al lado. Después llegan sus hijos en cuanto se despiertan y hace una pausa para estar con ellos esos momentos”, explicaba la maquilladora acerca de su rutina.
Alexa Rodulfo nació en Ciudad Juárez (México) y presume de ser autodidacta. Con solo 16 años fundó con ayuda de sus padres su propio salón de estética en su ciudad natal (aún sigue en activo a día de hoy) y en 2005 decidió trasladarse a Nueva York para probar suerte en la Gran Manzana. Sin tener “ningún contacto ni en editoriales ni en la industria de la belleza”, logró en solo un año ser reconocida por Vogue como una de las maquilladoras más demandadas por la alta sociedad neoyorquina. “Uno de mis primeros trabajos importantes fue maquillar para la gala MET a Margherita Missoni (modelo e hija de los fundadores de la firma Missoni). Después empecé a trabajar con Lauren Santo Domingo y esta me recomendó a Carolina Herrera”, confiesa a esta revista. A día de hoy la señora Herrera es clienta fija y amiga y por sus manos han pasado otras personalidades tan influyentes como la modelo Coco Rocha, la actriz Allison Williams o la heredera del imperio cosmético Estée Lauder, Aerin Lauder. Incluso Anna Wintour, la Jequesa de Qatar o Gloria Steinem confían en sus dotes para el maquillaje. Pero además puede presumir de haber colaborado con las más prestigiosas revistas de moda junto a fotógrafos de la talla de Mario Testino o Annie Leibovitz, de orquestar varios backstages en la semana de la moda de Nueva York y de capitanear su propia línea de exclusivas velas aromáticas, las mismas que se han agotado en templos del lujo y la modernidad como la parisina Colette o los grandes almacenes Bergdorf Goodman.
Entre todos los nombres que se agolpan en su currículo, el de Ivanka Trump genera especial interés, sobre todo, por la mezcla de fariseísmo y asombro que conlleva que una mexicana trabaje para un miembro de la misma Casa Blanca que pretende frenar la entrada de inmigrantes en el país. De haberse puesto antes en marcha las peregrinas políticas de su padre, quizá Alexa Rodulfo nunca hubiera estado al frente del look de Ivanka en días tan cruciales como su boda con el empresario Jared Kushner o el acto de investidura del presidente. ¿Es posible trabajar para la hija del hombre que pretende levantar un muro contra México? “De forma personal considero que las fronteras son límites que se ponen para delimitar espacios o territorios, pero el curso de la vida sigue de manera independiente y paralela a ellas. Desde un punto de vista metafórico, las fronteras están presentes en muchas cosas que vivimos, pero ir más allá de ellas es lo que nos hace crecer. Por eso me gusta contar sobre mi trabajo y mi historia de vida para inspirar a otras personas a perseguir su sueño”, confiesa la maquilladora a S Moda. La siguiente pregunta es obligada: ¿Alguna vez ha hablado del tema con Ivanka? “Ella no ha hecho más que apoyarme en mi trabajo y en temas personales. Tenemos un vínculo especial, pues compartimos los mismos valores. Respecto a la relación con su padre, es cierto que tienen una conexión muy fuerte. Él la escucha, ya que Ivanka es una gran mujer con mucha sensibilidad”, contesta la estilista sin querer dar más detalles.
A pesar de que la Primera Hija haya cambiado su residencia en Nueva York por Washington, todo apunta a que no prescindirá de los servicios de su mano derecha. Al parecer, la propia Ivanka se las apaña para maquillarse y peinarse a diario y requiere del saber hacer de Rodulfo para las grandes apariciones, los eventos públicos y las citas importantes. Las claves del maquillaje que ha ideado y perfeccionado para Ivanka durante esta década son claras y defienden la naturalidad por bandera. Siempre acentúa sus pómulos con contouring y resalta los ojos gracias a un ahumado en tonos café. “Al igual que lo hago con mis otras clientas, con Ivanka converso sobre el evento, el look que llevará y cómo le gustaría verse. Es un diálogo que se convierte en satisfacción cuando veo su sonrisa de aprobación”, confiesa la makeup artist que ha adjetivado a Ivanka como “un ser maravilloso” en varias entrevistas concedidas a medios latinoamericanos.
La mexicana, que asegura no haberse sentido discriminada en Estados Unidos por su nacionalidad, es una pieza fundamental para entender que Ivanka Trump, su ubicuo vestido sin mangas y su pulcra melena rubia, se hayan convertido en icono de estilo para muchas americanas. No en vano su marca pretende vestir a “esas mujeres que trabajan” y que quieren parecerse un poco más a ella llevando un bolso de inspiración Michael Kors unos cuantos dólares más barato que el original. Pero, sobre todo, es una prueba más de la cuestionable coherencia de Ivanka Trump respecto a las políticas de su padre. La misma que produce su línea de ropa en China (a pesar de que el presidente afirma que acabará con la externalización empresarial y “devolverá los trabajos de productos manufacturados a América”) confía su imagen pública a una mexicana, uno de los países más perjudicados por las políticas y constantes salidas de tono del presidente.
Fuente: SModa El País