Conecta con nosotros

Salud y Bienestar

5 mentiras frecuentes sobre la diabetes

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en México el 14% de los adultos padece diabetes mellitus; además, hay otro 14% de adultos que son prediabéticos pero no lo saben.
Se estima que al año esta enfermedad causa más de 80 mil decesos.
La diabetes es también la principal causa de ceguera prevenible en adultos, de insuficiencia renal terminal, de amputaciones no traumáticas y de infartos al miocardio.
En resumen, una diabetes mal atendida puede matarte.
Es por esa razón que es muy importantes que estés muy informado sobre lo que implica esta enfermedad. Si ya estás diagnosticado y vives con diabetes, saber más sobre este padecimiento te ayudará a tener una buena calidad de vida.
Te compartimos algunos de los mitos o mentiras más frecuentes que circulan sobre la diabetes.
Mentira 1. La diabetes no es grave
Falso. La diabetes causa más muertes al año que el cáncer de seno y el SIDA juntos. Dos de 3 personas con diabetes mueren por una enfermedad cardiaca o derrame cerebral. En México la diabetes ha cobrado más vidas que la guerra de la Revolución Mexicana, señaló recientemente el secretario de Salud, José Narro.
Mentira 2. La diabetes te da por un susto
Un susto por sí solo no te da diabetes. Ninguna persona sana ha desarrollado diabetes mellitus por un susto o un coraje.
La diabetes Mellitus es una enfermedad gradual, avanza lenta y progresivamente en diferentes etapas. Esto quiere decir que nadie se vuelve diabético nada más por haber hecho un coraje fuerte o por haberse asustado; para que te dé diabetes debes primero haber pasado por una serie de etapas.
Cuando tienes una impresión muy fuerte, te asustas o haces un corajes, se elevan tus niveles de azúcar en sangre.
Una persona saludable que atraviesa un gran susto elevará sus niveles de glucosa en sangre, pero no enfermará de diabetes. Una persona prediabética que haga un coraje o tenga una impresión fuerte verá elevados sus niveles de glucosa. Sin embargo, su condición de prediabética hará que el incremento sea mayor y que esto cause la diabetes.
Por estas razones es muy importante que una persona que tiene predisposición a la diabetes se realice revisiones de manera regular, para poder prevenir la enfermedad.
Mentira 3. La diabetes se cura
No. Desafortunadamente, para la diabetes mellitus no existe todavía una cura, tampoco hay vacuna. Así que lamentamos decirte que todos los remedios caseros que te prometan curar la diabetes, como la hoja de mango o la moringa, no van a hacerlo.
Si bien es cierto que la herbolaria mexicana tiene años de historia y realiza aportes al cuidado de la salud, antes de buscar cualquier remedio casero para la diabetes debes consultarlo con un médico.
Mentira 4. La prediabetes no existe
La prediabetes es un término médico que se emplea para la condición de las personas que están en riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Esto significa que sus niveles de glucosa en sangre son más altos que los normales pero menores a los de un diabético.
La forma de diagnosticar la prediabetes es a través de un examen de laboratorio. Pr ejemplo, en el caso de la glucosa plasmática en ayunas, se diagnostica prediabetes cuando la glucosa está entre 100-125 mg/dl.
Existe una corriente que señala que la prediabetes no existe. Independientemente de la denominación, si una persona tiene niveles de glucosa en ayunas de 100-125 mg/dl, está en riesgo latentes de desarrollar diabetes en caso de que no cambie sus hábitos.
Mentira 5. Las personas con diabetes no pueden comer dulces
Las personas con diabetes pueden comer dulces y postres si los comen como parte de un plan de alimentación saludable o en combinación con ejercicio. Estos alimentos no están prohibidos para las personas con o sin diabetes. La clave es comer una porción muy pequeña de dulces y reservarlos para ocasiones especiales, de modo que las comidas se enfoquen en alimentos más saludables.

Fuente: Unión Puebla

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto