Esquelética, con las costillas saliendo de su piel translúcida, la pequeña Sahar de tan sólo un mes de vida ya respiraba con mucha dificultad.
Murió ayer domingo, en el suburbio opositor de Guta, al este de Damasco y asediado por el régimen sirio, donde centenares de niños como Sahar sufren de desnutrición.
Guta es una de las cuatro «zonas de distensión» establecidas en mayo por las partes implicadas en Siria con el objetivo de paliar los efectos devastadores del conflicto en el país. Los niños desnutridos en esta región se cuentan por cientos, según informa un responsable sanitario a la agencia AFP.
El sábado, los padres de Sahar Dofdaa llevaron a su hija de 34 días de vida a un hospital de Hamouria, en Guta. Una enfermera colocó en una balanza a la pequeña, que miraba a su alrededor con los ojos muy abiertos y solo piel en los huesos: pesaba poco más de un kilo 900 gramos.
La madre de Sahar lloró al ver los esqueléticos muslos que esconde la ropa que parece que le viene grande a su hija, a la que no ha podido amamantar ya que ella misma está desnutrida. Este domingo, los padres del bebé volvieron al hospital para recoger el cuerpo de Sahar y enterrarla.
En otra zona de Guta, otro niño murió el sábado por malnutrición, según denunció el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).