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¿Qué tanto usas Facebook para espiar a tu ex?

Hay quien dice que ¡El Facebook es el demonio! porque termina relaciones, infunde dudas, rencores, genera envidias, produce una aparente sensación de compañía y de popularidad que no necesariamente es verdadera.

El poder de esta red social es fácil de imaginar cuando pensamos en que más de 900 millones de personas alrededor del mundo son usuarios.

¿Pero para qué creen que usan el face una tercera parte de las personas que pertenecen a él? ¡Espiar a los ex novios!.

Según un estudio de la Universidad de Brunel, en Londres, el Facebook se usa para monitorear las actividades de las ex parejas y a su nueva novia o novio.

Hecho muy tentador que incluso tiene un discurso socialmente aceptado de «madurez». Pero por inocente que parezca, dicen los científicos, tiene efectos emocionales y psicológicos son más desastrosos.

El estudio publicado en la revista «Ciberpsicología y comportamiento en redes sociales» evaluó los efectos del contacto con los ex y la vigilancia en Facebook al monitorear actividad, fotos y comentarios.

La metodología consistió en el monitoreó a 464 usuarios de Facebook y se evaluó su recuperación de la ruptura con su pareja cuando mantienen contacto por Internet.

Dentro de las conclusiones a las que llegaron esta que aunque se pudiera pensar que no es tan malo como verse, resulta que el simple hecho de ver lo que la otra persona hace aún sin hablar sí retrasa el proceso de recuperación y alarga la depresión de todo duelo.

Esta actividad aumenta los sentimientos negativos, incrementa la frustración y la soledad.

Se convierte así nuestro perfil en un centro de vigilancia para parejas y ex parejas.
Las nuevas tecnologías han cambiado la forma de relacionarse incluso en detalles tan personales como éste.

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Periodista estadounidense sobrevive seis días en un parque nacional de Noruega comiendo pasto y bebiendo su propia orina

Lo que comenzó como una excursión solitaria para admirar uno de los glaciares más imponentes de Noruega terminó convertido en una odisea de supervivencia. Alec Luhn, periodista especializado en temas climáticos y con amplia experiencia en actividades al aire libre, pasó seis días atrapado en el Parque Nacional Folgefonna después de caer por una ladera y sufrir múltiples fracturas.

El accidente ocurrió el 31 de julio, en el primer día de lo que sería una caminata de cuatro jornadas hacia Breidablikkbrea, uno de los glaciares más grandes del país. Su esposa había regresado a Inglaterra, confiada en que no tendría noticias de él hasta el 4 de agosto, fecha de su vuelo de regreso. Esa circunstancia retrasó el aviso de desaparición y prolongó la espera.

Mientras ascendía por un sendero, Luhn notó que la suela de su bota izquierda comenzaba a despegarse, pero decidió continuar. Más tarde, al intentar avanzar hacia otro valle, resbaló y se precipitó montaña abajo. El golpe contra una roca le provocó fracturas en el fémur, la pelvis y varias vértebras, además de lesiones en la cabeza y las manos. Inconsciente por un tiempo, al despertar comprendió la gravedad: sin teléfono, agua ni movilidad, debía resistir hasta que alguien advirtiera su ausencia.

Durante esos días, sobrevivió gracias a los pocos alimentos que conservaba en su mochila, además de musgo y pasto. Ante la falta de agua, recurrió a medidas extremas: bebió su propia orina en pequeñas dosis y hasta la sangre de una ampolla en su mano. Más tarde, la lluvia le permitió recolectar gotas en su saco de dormir, aunque la humedad terminó provocándole hipotermia y, con el paso de las horas, severas congelaciones en los pies.

El 4 de agosto su esposa, Veronika Silchenko, reportó su desaparición desde Brighton, al sur de Inglaterra. Equipos de rescate noruegos iniciaron la búsqueda, dificultada por la lluvia y la niebla. Luhn llegó a pensar que no saldría con vida. Finalmente, el 6 de agosto fue localizado y trasladado a un hospital en Bergen.

Los médicos confirmaron que, además de las fracturas, padecía daño severo por congelamiento, pero su pronóstico es favorable y se espera una recuperación completa. Desde la cama del hospital, Luhn confesó que lo sostuvo el pensamiento de su familia: “Pasé mucho tiempo reflexionando en lo absurdo que era morir por querer hacer una caminata alrededor de un glaciar. Estar atrapado ahí me hizo ver claramente qué lamentaría si no sobrevivía”.

Silchenko, también periodista, asegura que nunca dudó de la fortaleza física y mental de su esposo. Aun así, bromeó con una condición inquebrantable: “Estoy segura de que volverá a caminar en las montañas, pero solo ya no. Está oficialmente vetado de las excursiones en solitario”.

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