El presidente Evo Morales calificó el miércoles como una aspiración del pueblo boliviano el fallo del Tribunal Constitucional que la víspera le autorizó postularse en 2019 a un cuarto mandato, en contra de la Constitución y del resultado de un referendo que rechazó la pretensión del mandatario.
“Entiendo las grandes aspiraciones del pueblo; es sabio y no se equivocó. Hemos cumplido con el mandato del pueblo apelando al Tribunal Constitucional y el fallo es en base a la constitución y al derecho internacional”, dijo en una declaración de prensa.
El fallo hizo prevalecer los derechos políticos que consagra la Convención Americana de Derechos Humanos para los ciudadanos por encima de la constitución aprobada por el propio Morales en 2009, la cual sólo permite una relección continua.
El recurso legal fue presentado por el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) después que un referendo convocado por el gobierno en febrero de 2016 rechazó modificar la constitución para facilitar nueva postulación del gobernante quien cumplirá doce años en el poder en enero.
La oposición política acusó al gobierno de manipular a la justicia y dijo que es un “día negro para la democracia boliviana”. Tildó la decisión de un “golpe a la Constitución y al pueblo”, según declararon por separado del ex vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas y el empresario Samuel Doria Medina, líder del centroderechista Unidad Nacional (UN), la principal fuerza opositora.
Morales señaló que recibió la noticia con “gran sorpresa” y dijo que es un voto a favor de los “revolucionarios” y del “pueblo antimperialista”. Las elecciones presidenciales serán a finales de 2019.
Es la segunda vez que el Tribunal Constitucional avala la relección del mandatario y tiene lugar en un momento en que la justicia de debate en una profunda crisis de credibilidad.
El domingo habrá comicios en Bolivia para elegir a los magistrados del Poder Judicial y los sondeos anticipan que se impondrá el “voto nulo” reclamado por la oposición. Este consiste en marcar la boleta de manera tal que se la declare nula, en un gesto simbólico de rechazo a la votación.