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Por aguantarse estornudo, hombre se desgarra la garganta

Los médicos aseguran que aguantarse un fuerte estornudo puede ser peligroso para la salud en pocos casos. Pero le ocurrió a un hombre de Inglaterra que se desgarró la parte trasera de la garganta cuando trató de aguantarse un estornudo.

En un caso publicado el lunes en BMJ Case Reports, médicos de Leicester escribieron que al inicio estaban confundidos cuando el paciente se quejaba de que no podía tragar y que tenía una “sensación de taponazo” en su inflamado cuello.

El hombre les dijo que sus síntomas comenzaron después de que se aguantó un fuerte estornudo apretándose la nariz y cerrando la boca. Pasó una semana hospitalizado.

Otro médico opinó que el episodio es “extremadamente raro” y que las lesiones del hombre están más comúnmente asociadas con golpes.

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Periodista estadounidense sobrevive seis días en un parque nacional de Noruega comiendo pasto y bebiendo su propia orina

Lo que comenzó como una excursión solitaria para admirar uno de los glaciares más imponentes de Noruega terminó convertido en una odisea de supervivencia. Alec Luhn, periodista especializado en temas climáticos y con amplia experiencia en actividades al aire libre, pasó seis días atrapado en el Parque Nacional Folgefonna después de caer por una ladera y sufrir múltiples fracturas.

El accidente ocurrió el 31 de julio, en el primer día de lo que sería una caminata de cuatro jornadas hacia Breidablikkbrea, uno de los glaciares más grandes del país. Su esposa había regresado a Inglaterra, confiada en que no tendría noticias de él hasta el 4 de agosto, fecha de su vuelo de regreso. Esa circunstancia retrasó el aviso de desaparición y prolongó la espera.

Mientras ascendía por un sendero, Luhn notó que la suela de su bota izquierda comenzaba a despegarse, pero decidió continuar. Más tarde, al intentar avanzar hacia otro valle, resbaló y se precipitó montaña abajo. El golpe contra una roca le provocó fracturas en el fémur, la pelvis y varias vértebras, además de lesiones en la cabeza y las manos. Inconsciente por un tiempo, al despertar comprendió la gravedad: sin teléfono, agua ni movilidad, debía resistir hasta que alguien advirtiera su ausencia.

Durante esos días, sobrevivió gracias a los pocos alimentos que conservaba en su mochila, además de musgo y pasto. Ante la falta de agua, recurrió a medidas extremas: bebió su propia orina en pequeñas dosis y hasta la sangre de una ampolla en su mano. Más tarde, la lluvia le permitió recolectar gotas en su saco de dormir, aunque la humedad terminó provocándole hipotermia y, con el paso de las horas, severas congelaciones en los pies.

El 4 de agosto su esposa, Veronika Silchenko, reportó su desaparición desde Brighton, al sur de Inglaterra. Equipos de rescate noruegos iniciaron la búsqueda, dificultada por la lluvia y la niebla. Luhn llegó a pensar que no saldría con vida. Finalmente, el 6 de agosto fue localizado y trasladado a un hospital en Bergen.

Los médicos confirmaron que, además de las fracturas, padecía daño severo por congelamiento, pero su pronóstico es favorable y se espera una recuperación completa. Desde la cama del hospital, Luhn confesó que lo sostuvo el pensamiento de su familia: “Pasé mucho tiempo reflexionando en lo absurdo que era morir por querer hacer una caminata alrededor de un glaciar. Estar atrapado ahí me hizo ver claramente qué lamentaría si no sobrevivía”.

Silchenko, también periodista, asegura que nunca dudó de la fortaleza física y mental de su esposo. Aun así, bromeó con una condición inquebrantable: “Estoy segura de que volverá a caminar en las montañas, pero solo ya no. Está oficialmente vetado de las excursiones en solitario”.

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