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Impactante imagen de un tiburón debajo de un pequeño barco con turistas

Los tiburones ballena son escualos que pueden medir unos 12 metros de largo y pesar cerca de 20 toneladas, lo que los convierte en unos de los especímenes más grandes del mar.

En la imagen se puede ver al gigantesco animal debajo del agua mirando al pequeño barco con turistas, perteneciente a la empresa de Cannon, Ocean Collective Media.

Tom Cannon, de 26 años, un fotógrafo de National Geographic que logró tomar una imagen única con su cámara submarina a unos seis kilómetros de la costa Oeste de Australia, luego de divisar a un tiburón ballena, conocido como el pez más grande del planeta, quienes suelen emerger de las profundidades solo un mes por año.
Sin importarle el tamaño y la enorme boca del animal, Cannon dijo no tener miedo. «No estaba asustado. Nadamos mucho con estos muchachos muy tranquilos y la gente viene de todas partes del mundo para verlos», dijo el fotógrafo a la prensa australiana.

 

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Periodista estadounidense sobrevive seis días en un parque nacional de Noruega comiendo pasto y bebiendo su propia orina

Lo que comenzó como una excursión solitaria para admirar uno de los glaciares más imponentes de Noruega terminó convertido en una odisea de supervivencia. Alec Luhn, periodista especializado en temas climáticos y con amplia experiencia en actividades al aire libre, pasó seis días atrapado en el Parque Nacional Folgefonna después de caer por una ladera y sufrir múltiples fracturas.

El accidente ocurrió el 31 de julio, en el primer día de lo que sería una caminata de cuatro jornadas hacia Breidablikkbrea, uno de los glaciares más grandes del país. Su esposa había regresado a Inglaterra, confiada en que no tendría noticias de él hasta el 4 de agosto, fecha de su vuelo de regreso. Esa circunstancia retrasó el aviso de desaparición y prolongó la espera.

Mientras ascendía por un sendero, Luhn notó que la suela de su bota izquierda comenzaba a despegarse, pero decidió continuar. Más tarde, al intentar avanzar hacia otro valle, resbaló y se precipitó montaña abajo. El golpe contra una roca le provocó fracturas en el fémur, la pelvis y varias vértebras, además de lesiones en la cabeza y las manos. Inconsciente por un tiempo, al despertar comprendió la gravedad: sin teléfono, agua ni movilidad, debía resistir hasta que alguien advirtiera su ausencia.

Durante esos días, sobrevivió gracias a los pocos alimentos que conservaba en su mochila, además de musgo y pasto. Ante la falta de agua, recurrió a medidas extremas: bebió su propia orina en pequeñas dosis y hasta la sangre de una ampolla en su mano. Más tarde, la lluvia le permitió recolectar gotas en su saco de dormir, aunque la humedad terminó provocándole hipotermia y, con el paso de las horas, severas congelaciones en los pies.

El 4 de agosto su esposa, Veronika Silchenko, reportó su desaparición desde Brighton, al sur de Inglaterra. Equipos de rescate noruegos iniciaron la búsqueda, dificultada por la lluvia y la niebla. Luhn llegó a pensar que no saldría con vida. Finalmente, el 6 de agosto fue localizado y trasladado a un hospital en Bergen.

Los médicos confirmaron que, además de las fracturas, padecía daño severo por congelamiento, pero su pronóstico es favorable y se espera una recuperación completa. Desde la cama del hospital, Luhn confesó que lo sostuvo el pensamiento de su familia: “Pasé mucho tiempo reflexionando en lo absurdo que era morir por querer hacer una caminata alrededor de un glaciar. Estar atrapado ahí me hizo ver claramente qué lamentaría si no sobrevivía”.

Silchenko, también periodista, asegura que nunca dudó de la fortaleza física y mental de su esposo. Aun así, bromeó con una condición inquebrantable: “Estoy segura de que volverá a caminar en las montañas, pero solo ya no. Está oficialmente vetado de las excursiones en solitario”.

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