Cuando factores ambientales y hábitos de vida (adecuada nutrición, realización apropiada de físico y mental o control del estrés emocional o la ansiedad) disminuyen el estrés oxidativo, el individuo alcanza mayor longevidad (Perls 2002).
Sabemos que la vida y el sedentarios, los hábitos nocivos (tabaquismo, excesivo de alcohol, o malos hábitos dietéticos), son factores que inciden directamente en la longevidad. Son “riesgos” para una vejez saludable. Pero también lo son factores psicosociales como la autoeficiencia, la autosatisfacción, el no dejar de tener proyectos, el seguir teniendo metas, el sentirse querido, el sentirse útil, etc.
En 2001 Vaillant y Mukamal señalaban en el American Journal of Psychiatry una serie de condiciones que, de cumplirse antes de los 50, permiten predecir un buen envejecimiento a partir de los 70: consumir alcohol de forma moderada, no fumar, tener , hacer ejercicio físico, mantener un adecuado, alcanzar un buen nivel de estudios, y tener una actitud positiva ante los . Para algunos autores esto último es esencial (Pascucci y Loving 1997). Pero son factores imposibles de observar a partir de las encuestas de salud, requieren otra aproximación metodológica.
Entender los factores que los centenarios tienen en común, puede ayudar a entender su ventaja. No todos los centenarios son iguales, diversos estudios han demostrado que esta población se compone de individuos con una gran variedad de años de educación, estatus socioeconómico, diferencias etnias y religiosas, diferencias dietéticas, etc.
Sin embargo casi todos los estudios tienden a mostrar una serie de características comunes: pocos centenarios son obesos, las biografías de grandes fumadores son escasas, son capaces de manejar el estrés mejor que la mayoría de la gente; aunque se encuentran casos de demencias en términos generales los centenarios tienen cerebros muy sanos, muchas mujeres centenarias han tenido hijos tras la edad de 35 años e incluso de los 40 (la tardía puede ser un indicador de que el sistema reproductivo está envejeciendo más lentamente, y por tanto, puede que el resto de su cuerpo también; Perls et al 1997); y tienen familiares de primer grado o abuelos que han alcanzado edades excepcionalmente elevadas (el 50% en el NECS; Perls et al 2002).
Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino
Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.
Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.
Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.
Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.
Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.
Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.
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