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México

Telefonía celular, telecomunicaciones y copias cuestan a diputados más de 15 mdp

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En la Cámara de Diputados, los gastos millonarios por bienes y servicios son una constante.

Para atender las necesidades de comunicación e interconexión de miles de personas que despachan en los nueve edificios del complejo parlamentario, incluyendo los 500 legisladores, este 2018 se dispuso de más de 15 millones 216 mil pesos para el pago de telefonía celular, telecomunicaciones y fotocopiado.

Lo anterior, consta en el Programa Anual de Adquisiciones, Arrendamientos, Servicios, Obras Públicas y Servicios Relacionados con las Mismas, para este año.

El documento indica que el gasto en teléfonos celulares para los integrantes de los grupos parlamentarios, es decir, para los congresistas, es de 999 mil 857 pesos, casi un millón de pesos

El celular para los órganos y unidades vinculadas al quehacer legislativo, implica un gasto este 2018, de un millón 200 mil pesos.

En el caso de las áreas administrativas, el pago del teléfono celular es superior a los 800 mil pesos, casi lo mismo que el correspondiente a las fracciones parlamentarias.

En servicios de telecomunicaciones y satélite, los diputados presupuestaron erogaciones para este 2018, por un monto de un millón 132 mil pesos.

Contrario a lo que se pudiera pensar, en el recinto parlamentario se gastará más en servicios postales y telegráficos que en telefonía y telecomunicaciones, con una partida presupuestada de cuatro millones 984 mil pesos.

El caso es el mismo para los “Servicios de apoyo administrativo, fotocopiado e impresión de órganos y unidades vinculadas al quehacer legislativo”, con una partida de tres millones 332 mil pesos; mientras que los “Servicios de apoyo administrativo, fotocopiado e impresión de áreas administrativas”, costarán este 2018 un total de dos millones 747 mil 884 pesos.

México

Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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